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Jorge Muñoa España ya ha ganado una medalla, la de plata, y va a jugar por el oro del Europeo 2007 porque aguantó y superó a la Grecia más tosca que se ha visto bajo la dirección de Panagiotis Giannakis, transformada en un equipo peleón que buscó la ruina psicológica de la selección de Pepu y acabó sometida a la superioridad de un equipo espectacular.

Panagiotis Giannakis planteó la semifinal con el objetivo prioritario de rebajar la anotación del combinado español, de asfixiarle en cada ataque y obligarle a moverse en ataques largos. Semejante propósito requiere un buen sistema de protección, que los griegos tienen, pero para que sea efectivo contra los campeones del mundo, también necesitaba forzar contactos continuos para desgastarles psicológicamente.

España sabía que los griegos iban a recurrir a todo su bagaje como equipo, incluida esa veteranía para librar el duelo mental. Los primeros ataques españoles apenas encontraron huecos. Y, cuando las cosas se ponen así, el abrelatas mide 2'15 y se llama Pau Gasol. El alero de los Memphis Grizzlies y un impresionante Calderón airearon las cargas sobre el aro heleno y España mandó un mensaje de superioridad a los campeones continentales.

España también imprimía mucha fuerza frente a las cargas griegas. Con todo, muchas acciones griegas merecedoras de la falta pasaron al limbo sin señalarse, acciones, en numerosas ocasiones, nítidas y sin discusión. La selección lo acusó en los prolegómenos del descanso. Vassilis Spanulis acertó mucho en ese tramo (nueve puntos) y la bocina paró el juego con 41-39.