El mallorquín Rudy Fernández se abraza a Pau Gasol al término del partido ante Grecia. Foto: EFE/J.C.HIDALGO

TW
0

Ya está España en su sitio. Con sufrimiento, apelando al espíritu del músculo, el bloque de Pepu certificó su pase a la final del Eurobasket tras noquear a Grecia (82-77) en un duelo de alto voltaje y hoy se medirá a Rusia, verdugo de Lituania (74-86) por el título.

Siempre viviendo al filo de la navaje, Giannakis quitó el corsé que ha atenazado a sus hombres durante todo el curso y los estilistas se asomaron al parqué.

Bajo el mando de Spanoulis y con la agonía como precepto obligado, Grecia atenazó a todo el pabellón. Hace un año, en Japón, los chicos de oro tragaron saliva ante Argentina. Ayer, desquiciados por los árbitros y por las artimañas barriobajeras del rival, la selección acalló a los agoreros y dejó claro que está para las filigranas y para el cuerpo a cuerpo.

El partido fue un sufrimiento. Grecia sorprendió con su arranque y España se metió en un lío al que contribuyeron los colegiados, principalmente con una técnica a Rudy.

El final resultó agónico. España aún debía remachar el enorme derroche de corazón y talento efectuado a lo largo de un partido infernal. Los lanzamientos y los tiros libres perforaban el aro griego, pero los de Giannakis no cejaban en su empeño (78-76 a diecisiete segundos del final). Lo completaron en dos tiros libres de Garbajosa y una perdida de balón de Papalukas diez segundos por delante del final (82-76). Enorme España. Enorme y victoria de campeona.