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El Mallorca ha vuelto a abrir la caja. El club balear despachó el viernes una de las ventas más destacadas de los últimos tiempos y engordó sus arcas recuperando una tendencia que parecía extinguida. Y es que el traspaso de Bosko Jankovic al Palermo por seis millones de euros no sólo ha activado el mercado veraniego, sino que se ha colado entre el ránking de las operaciones más importantes que se han sellado en la Isla desde el último ascenso a Primera división, en la temporada 1996-97. En cierta forma, la entidad ha vuelto al pasado con un negocio de los de antes.

A lo largo de la última década, la entidad, que no consigue quitarse de encima el sambenito de «vendedora», se ha ido desprendiendo poco a poco de sus iconos para sobrevivir y de momento, la fórmula siempre le ha funcionado. De Amato a Janko, pasando por Dani, Tristán y Etoo, el Mallorca ha ido reciclando jugadores de todo tipo de los que se nutrían después los principales clubes europeos.

La escuadra isleña es ya un punto de referencia para los grandes, que suelen hallar aquí perfiles perfectamente adaptables a sus proyectos, eso si, a cambio de importante sumas de dinero. De hecho, el club ha recaudado ¡122'5 millones de euros! con las quince transferencias más sonadas a raíz de su desembarco en la elite, unos datos tremendos desde el punto de vista de unos aficionados que, año tras año, se resignan a perder de vista a sus ídolos.