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Patricia Rodríguez|LONDRES
Rafael Nadal, Juan Carlos Ferrero y Virginia Ruano sostienen las esperanzas del tenis español en Wimbledon, un torneo que se ha cobrado nada menos que catorce «víctimas» nacionales en su primera mitad.

Nadal no llegó el sábado a disputar un solo punto en la pista Central a causa de la lluvia. Las condiciones en las que el mallorquín saltó a la cancha estaban lejos de ser óptimas: hacía frío, el viento era molesto y la lluvia, finalmente, terminó por caer.

El zurdo de Manacor, que debía luchar en la tercera ronda ante el sueco Robin Soderling, avisó al juez de silla de que la cancha se encontraba «resbaladiza».

El mallorquín ha sesgado ya, en lo que va de torneo, las andaduras del estadounidense Mardy Fish, y del austríaco Werner Eschauer, todo un desconocido.

El encuentro del tricampeón de Roland Garros ante Soderling quedó pendiente para hoy ya que en el All England Club se toma el primer domingo del torneo libre, y a la espera de que mejoran las condiciones climáticas.

Del partido de tercera ronda frente a Robin Soderling, a Rafael Nadal le preocupa especialmente su condición de «gran sacador». El jugador sueco es un tenista muy agresivo y el mallorquín pierde opciones en una pista rápida. Por eso, confía en que brille el sol, la hierba esté lenta y las pelotas boten más.

Más allá de las condiciones de la pista, Rafael Nadal quiere centrarse en su juego. Espera tener buenos porcentajes con el primer servicio y poder llevar la iniciativa en el punto.

Por su parte, el valenciano Ferrero selló su pase a octavos de final el viernes, tras destrozar las ilusiones del estadounidense James Blake, un jugador que se rindió al juego del de Onteniente.

Ferrero se sintió bien y jugó bien sus bazas. Blake aseguró más tarde que el tenis que esgrimió el valenciano le había recordado a la época en la que éste fue número 1 del mundo.

La española Virginia Ruano, que el sábado tenía que enfrentarse a la rusa Nadia Petrova, undécima favorita, fue otra de las afectadas por la lluvia. Aunque quizá, en este caso, la coyuntura pudo haber favorecido a la jugadora española.