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Amador Pons|PARIS
Carlos Moyà fue el ganador de Roland Garros en 1998 y el número uno del mundo en 1999 porque exprimía sus dos grandes recursos: el saque y la derecha. El mallorquín explotaba sus dos mejores golpes y escondía todo lo que podía sus puntos débiles, especialmente el revés. Después de un periodo en el que trató de equilibrar su tenis, ha decidido recuperar sus viejos apuntes y volver a utilizar sus antiguas estrategias. Precisamente ahí está la clave de la metamorfosis de la raqueta de Ciutat. A finales de los noventa, cuando Carlos Moyà selló sus mejores resultados, era común verle sumar muchos puntos en cada partido gracias a su saque y a su derecha. Incluso era habitual verle en el pasillo de dobles de la izquierda golpeando de derecha para esconder su revés.

No hay que ser ningún entendido para notar que su derecha está muy por encima de su revés y durante unos años, Moyà dedicó muchos minutos de los entrenamientos a perfeccionar ese golpe. Buscó estrategias, como lanzarlo paralelo para que los rivales le jugaran una derecha cruzada, e intentó, sin conseguirlo, cogerle la misma confianza que a la derecha. Con el cambio de entrenador -Moyà dejó a Joan Bosch para entrenar con Luis Lobo-, el tenista mallorquín ha optado por retomar los apuntes de finales de los noventa y volver a ser sí mismo. Es una táctica que ha ido desarrollando durante toda la temporada, pero los buenos resultados no terminaban de llegar. Moyà confesó ayer que se sentía relativamente tranquilo porque en los entrenamientos se sentía muy bien y que, aunque para él era una sensación nueva entrenar bien y no ganar, sabía que los resultados terminarían llegando.

Pese a haber sido finalista en Chennai y Acapulco, su mejor resultado de este año han sido las semifinales alcanzadas hace dos semanas en el Masters Series de Hamburgo, un torneo que le ha devuelto definitivamente la confianza y que le lanza ahora como uno de los candidatos en este Roland Garros. Ayer, ante Florent Serra, Carlos Moyà no perdió ninguna vez su saque, ganó el 81% de los puntos jugados con su primer servicio y salvó las dos únicas pelotas de break de las que dispuso el francés. Además dominó todo el partido con su derecha y consiguió sumar un total de 38 puntos ganadores en tres sets (6-4, 6-2 y 6-4). Moyà vuelve a entrar en las apuestas y se perfila como favorito en su duelo de tercera ronda ante el joven argentino Juan Pablo Brzezicki. De hecho, ya los hay que lamentan que el sorteo le vaya a emparejar con Rafael Nadal en los cuartos de final. Moyà se refirió a Nadal como «un tirano en la tierra», y dijo que perder en Hamburgo y dejar ahí su récord de victorias sobre tierra batida le ha quitado presión y es el favorito en Roland Garros, sin descartarse a él mismo. «Venía entrenando bien pero en los partidos no sacaba ese rendimiento y la temporada de tierra no era buena. Pero no me desanimé ni bajé los brazos», dijo.