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Salvó ayer Rafael Nadal un partido trampa. Pese al aspecto de Irakli Labadze y su ránking actual (166 del mundo), el tenista georgiano era un rival tremendamente complicado. El mallorquín mantuvo el nivel mostrado en su duelo con Andre Agassi y firmó un triunfo perfecto. Ganó todos sus saques con tremenda facilidad y logró el pasaporte para los cuartos de final de Wimbledon tras imponerse por 6-3, 7-6 (4) y 6-3 en 2 horas y 12 minutos. Ahora el finlandés Jarkko Nieminen se cruza en su camino del balear hacia las semifinales. Tenemos licencia para soñar.

Rafael Nadal es muy consciente de lo que se está jugando en este Wimbledon. Sabe que tiene una buena oportunidad para firmar un gran resultado y sale a la pista muy concentrado. Su mente no se distrae ni un solo momento. Y con el nivel que ha alcanzado con el servicio va a ser muy difícil que alguien le pare.

Ayer, antes de que Irakli Labadze pudiera darse cuenta de que el partido había comenzado, Nadal ya se había colocado 3-0. El tenista mallorquín ganó sus dos primeros servicios con mucha facilidad. Ya desde el principio estaba espléndido. Aces, puntos de saque, dominio desde el fondo de la pista y autoridad en la red. El georgiano renunció al peloteo y todavía no tenía el brazo caliente cuando cedió su primer servicio.

Con medio set perdido, Labadze trató de aguantar con su primer saque. Lo lanzó ya desde el cuarto juego con velocidades superiores a las 130 millas por hora (215 kilómetros por hora) y buscó meter presión al mallorquín con el resto (3-1). Pero Nadal seguía a los suyo. Muy centrado era consciente del juego que le interesaba y buscaba hacer daño con el saque para resolver desde el fondo (4-1).

Molesto
Irakli Labadze también es zurdo y su primer servicio era muy molesto (4-2), pero no tenía la más mínima opción al resto (5-2). La táctica de jugarse todas pelotas que le llegaban sólo funcionaba en los juegos en los que servía (5-3), porque cuando Nadal tenía la iniciativa, el georgiano llegaba tan forzado que no podía hacer nada con la pelota.

A medida que avanzaba el partido, a Rafael Nadal le costaba cada vez más restar el saque de Labadze, y pese a que el mallorquín era superior con su servicio, la situación parecía complicarse. Era un auténtico duelo sobre hierba. Una sacaba bien y el otro mejor (4-4).

Con el segundo parcial en los juegos definitivos, Rafael Nadal dio un golpe de autoridad. En el noveno juego, Irakli Labadze sacó en el juego más largo del partido (se llegó en nueve ocasiones a iguales), incluso el georgiano tuvo que salvar tres pelotas de break, pero nuevamente el primer servicio le salvó en las tres ocasiones (4-5).

El partido caminaba irremediablemente hacia etie break y Labadze decidió jugar otra carta. Comenzó a protestarle al árbitro que Nadal tardaba demasiado en colocarse para tratar de que el juez de silla le pitara una advertencia o tratar de ponerle nervioso. En la muerte súbita, los dos seguían intratables en el saque, hasta que en el séptimo punto, Labadze, que ya estaba muy pesado con sus recriminaciones, logró un mini break (3-4 y dos saques para el georgiano).