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Expulsiones injustas, penaltis sin señalar, goles anulados...La catarata de errores arbitrales ha prendido la mecha de la indignación. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia del mallorquinismo se produjo el pasado domingo. En el día elegido para homenajear a los árbitros, el colegiado Ramírez Domínguez lo celebró a lo grande. El andaluz miró a otro lado cuando tres camisetas rojas acabaron por los suelos en el área visitante -Arango, Pisculichi y Ballesteros- e hizo caso a su asistente cuando levantó el banderín anulando un gol de Pisculichi por fuera de juego. Ese atropello privó al Mallorca de dos puntos que pueden resultar vitales al final del curso y tiñó de amargura el punto amarrado ante el Villarreal.

No es la primera vez que el Mallorca se siente maltratado en el presente torneo. De hecho, en casi un cuarto de los partidos disputados se ha producido un error arbitral grave, de esos que privan al equipo de unos puntos de oro. En la segunda vuelta, los árbitros han maltratado al grupo balear de forma reiterada. Principalmente en las dos últimas semanas.

Contabilizando los gazapos arbitrales, el Mallorca podría sumar nueve puntos más en sus alforjas, es decir, de los 27 que actualmente le mantienen en el alambre, con sólo un punto por encima de las posiciones de descenso, pasaría a 36, una cantidad que le situaría en la undécima posición empatado a puntos con el Real Zaragoza, alejado de las arenas movedizas de la clasificación y más cerca de la Copa de la UEFA que de Segunda División...Estos son los pecados capitales de los colegiados en contra del Mallorca:

La expulsión de Ballesteros en el Camp Nou estuvo marcada por la rigurosidad. El colegiado González Vázquez le mostró dos cartulinas amarillas por lo que fue expulsado. Días más tarde, Apelación dejó sin efecto la primera tarjeta y consiguiente suspensión durante un partido. El Mallorca perdió 2-0 merced a los goles anotados por Samuel Etoo antes de la primera media hora.

Otra roja rigurosa le costó a Sergio Ballesteros la segunda expulsión en las seis primeros jornadas. El central valenciano entró en una provocación de David Beckham y vio la segunda tarjeta amarilla. Apelación, sin embargo, estimó el recuerdo presentado por el club balear y dejó sin efecto la primera cartulina. Medina Cantalejo fue el colegiado de aquel Real Madrid-Mallorca (4-0).

Un penalti duduso de Iuliano a Raúl Tamudo propició el primer gol del Espanyol que a la postre empujaba al conjunto isleño a una nueva derrota (2-0). El defensa italiano forcejeó dentro del área con el delantero catalán y el árbitro, Mejuto González, no dudó en señalar el punto de penalti.

Una caída de Okubo dentro del área se quedó sin sanción porque el colegiado del encuentro ante el Deportivo, Pérez Lima, observó que el delantero japonés se había dejado caer.

Skoubo se apoya en la mano para marcar el primer tanto de la Real Sociedad ante el Mallorca. El delantero danés se aprovecha de esa circunstancia para controlar el balón en la frontal del área y conectar un disparo a la media vuelta. El colegiado Turienzo Alvarez, uno de los árbitros malditos en la historia reciente del equipo mallorquinista, no señala nada y el gol sube al marcador. A pesar del buen encuentro del Mallorca, que llegó a empatar el resultado, el conjunto donostiarra se embolsa los tres puntos gracias a un tanto anotado por Mark González en los últimos minutos del choque.

Un fuera de juego de Matellán propicia el gol del Getafe en el último partido dirigido por Héctor Raúl Cúper. La jugada es confusa. Nace en un centro al área, un disparo de Anibal Matellán, en fuera de juego, al poste, a Prats se le escapa el balón de la manos y Vivar Dorado lo empuja al fondo de la red. Muñiz Fernández fue el colegiado de aquel partido, que finalizó en empate (1-1). En caso de que el árbitro hubiera señalado fuera de juego, quizás Cúper no hubiera presentado su dimisión al día siguiente...

Melo arrolla a Víctor en los últimos minutos del encuentro disputado la semana pasada en El Sardinero. El centrocampista brasileño se desentiende del balón y arrolla con nitidez al delantero mallorquín, que cae dentro del área. Las protestas mallorquinistas no surten efecto y el árbitro, Undiano Mallenco, mira para otro lado. En caso de señalar el penalti y de haber marcado, el Mallorca hubiera regresado de Santander con tres puntos en lugar del empate que facturó (0-0).

Tres penaltis y un gol anulado fue la tarjeta de visita que dejó el colegiado andaluz Ramírez Domínguez el pasado domingo en el estadio de Son Moix. En el día escogido por los estamentos del fútbol para homenajear a los colegiados, con pasillo de los futbolistas y un saque de honor a cargo de un niño vestido de árbitro incluido, el cordobés no vio ninguna de las acciones punibles en el área visitante. Todos los errores fueron en la segunda mitad, con 1-1 en el marcador, cuando el grupo isleño miró con insistencia y criterio a la portería defendida por Viera. Al cuarto de hora de la reanudación, Quique Alvarez derribó con claridad a Arango dentro del área, cuando el venezolano se disponía a encarar ya la meta castellonense. Unos minutos más tarde, el colegiado anuló un gol por fuera de juego de Pisculichi, una acción que las imágenes de televisión no aclaran. Y en los instantes finales, dos penaltis más; un derribo de Josemi a Pisculichi después de que el argentino le desbordara por velocidad, y un agarrón de rugby del delantero argentino Guille Franco a Sergio Ballesteros en una de las últimas acciones del duelo.

Para rematar la faena, el árbitro Pérez Burrull, del Comité Cántabro y cuyas actuaciones suelen levantar bastante polémica, ha sido designado para dirigir el partido entre el Sevilla y el Real Mallorca de la vigésimo octava jornada de Liga en Primera División que se disputará el próximo domingo en el estadio Sánchez Pizjuán a partir de las 17.00 horas.