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El estadio de Son Moix asistirá este fin de semana una de las contiendas tácticas más apasionantes de todo el fútbol español. Gregorio Manzano, el encargado de despertar al Mallorca y devolverle las constantes vitales en sólo tres semanas de trabajo, pondrá a prueba sus conocimientos futbolísticos frente al preparador de moda, un tipo al que los números han convertido en uno de los técnicos con más pedigrí de la pasarela europea. La psicología contra el perfeccionismo; el profesor contra el ingeniero. Dos manuales cargados de matices sobre los que se sustentan las ilusiones de dos clubes antagónicos.

El cruce entre Manzano (Bailén, 1956) y Manuel Pellegrini (Santiago de Chile, 1953) vivirá en Palma el primer asalto de la temporada, pero en realidad se trata de la secuela del pulso que se inició el curso pasado. En aquella ocasión -la única en la que se han enfrentado hasta la fecha-, el jienense claudicó ante el sudamericano (3-0) y redactó el principio del fin de su periplo como entrenador del Málaga. Y es que los andaluces, que acudían a El Madrigal después de haber sumado tres puntos de oro ante el Levante (1-0), iniciaron en el estadio amarillo una serie negra de resultados que provocó la destitución de Manzano sólo tres semanas más tarde.

En este caso, todo apunta a que la historia será diferente. El desequilibrio entre plantillas no es tan pronunciado como por entonces y los dos equipos llegan a la cita en uno de los momentos más dulces de todo el ejercicio. Mientras los mallorquines se recrean en la mejor racha de resultados que han podido trazar desde el pasado mes de septiembre, los castellonenses empiezan presumir con orgullo de ser uno de los equipos con más argumentos del continente. Todo ello bajo la tutela de dos técnicos que cotizan al alza y que han hecho de sus respectivas formaciones el bloque más solvente de los últimos tiempos.