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Mucho han cambiado las cosas en Melilla desde un desolador inicio de temporada en el que una serie de ocho derrotas condenaron al grupo de Josep Maria Izquierdo a una última plaza que a base de constancia han logrado abandonar los norteafricanos. Su dinámica ascendente, la crisis de Lleida y Calpe y los fichajes de Donald Williams y Franck Tchiloemba -este último también pretendido por el Drac Inca- han variado la fisonomía de un bloque más peligroso que nunca. Pero en una tesitura similar se halla inmerso el Drac Inca. Líder consolidado de la LEB, aterriza en Melilla (21 horas) después de haber dado buena cuenta de un León Caja España que sufrió un severo correctivo a costa de un equipo que explota al máximo sus virtudes y ofrece una solidez ofensiva que asusta.

Al Melilla, la victoria le vale para proseguir su escalada. Al Drac Inca, para certificar al cien por cien su presencia en una Copa Príncipe que tiene en el bolsillo y que se ha ganado semana a semana. Ante los de Izquierdo, el Drac tiene la duda de Anthony Stacey, a quien se reserva hasta el último minuto, ya que un fuerte golpe en el dedo pulgar del pie le dejó sin entrenar ayer. Los Galarreta o Sergio Rodríguez pueden cubrir su ausencia, que puede notarse dadas las prestaciones que el estadounidense ha ofrecido en las últimas semanas, anotando, reboteando y asistiendo. Uno de los ataques más endebles de la categoría pone a prueba al más contundente en un partido de dinámicas cruzadas, en el que los números se invierten. El 4-10 del Melilla contrasta con el 10-4 del Drac Inca, que no puede bajar la guardia ante un oponente en teoría asequible, pero que ha demostrado ser peligroso. Que se lo pregunten al Calpe, que recibió un duro correctivo a manos de los norteafricanos el pasado domingo y en su propia pista (64-82), un escenario en el que han fraguado pocos de los contados éxitos del decano de la LEB, ya que en casa, los de Izquierdo sólo ha ganado un partido, una estadística que pretenden mejorar a costa del líder, un Drac Inca que cotiza al alza.

Aunque lejos del Palau no acaba en entonarse con el casa, el cuadro de es Raiguer tiene en Antonio Reynolds a su referencia en ataque, pero la velocidad que da al juego Rod Brown es otra de las armas. Sin dejar de lado el trabajo defensivo que imponen los Rogelio Legasa o Sergio Rodríguez. Si a esto se une que Stacey está más entonado que nunca, el resultado no puede ser más ilusionante, y se explica en un balance de 10-4 que sitúa en la cúspide a los gualdinegros, que no lo tendrán fácil ante un Melilla decano en la categoría. No en vano, sobre la pista se encontrarán los dos clubes con mayor tradición en la LEB, con diez y nueve temporadas de permanencia en la liga. Izquierdo sigue sin poder contar con F.J. Martín, pero recupera a Kamal Al-Hammouti.