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Los ojeadores de todo el planeta han depositado sus miradas en una joven que no para de acumular elogios. Alba Torrens Salom (Binissalem, 1989) es, a todos los efectos, la mejor alero de su edad en el viejo continente. Doble campeona de Europa cadete y MVP en ambas entregas, es el estandarte de una generación de oro, que rubricó sus brillantes condiciones físicas y técnicas con la obtención del título mundial escolar en Polonia. Formada en el Bàsquet Inca, pasó por la inagotable factoría del Sant Josep antes de que Ramón Jordana le echara el ojo y le abriera de par en par las puertas del Segle XXI, el vivero que ha visto crecer como jugadoras a Marta Fernández y compañía. Con 16 años y 190 centímetros ha dado el salto a la Liga Femenina 2 y su adaptación ha sido inmediata. Enseguida ha asumido el mando del vestuario y es indispensable para Jordana, quien ha visto en ella a un portento. Su primera temporada como júnior le depara el reto del Europeo, que tendrá lugar en España, pero Alba va paso a paso. «Es muy pronto y me queda mucho camino por delante...», explica esta ejemplar estudiante de primero de Bachillerato que a los trece años abandonó Binissalem ante una oportunidad única: jugar en el Segle XXI.

Esta experiencia le ha servido para ser más fuerte. «Te hace madurar más deprisa, pero entre los estudios, los entrenamientos, las concentraciones y los partidos, apenas tienes tiempo para otras cosas», añade la alero, todo un ídolo entre sus vecinos. Sus progresos son conocidos al otro lado del Atlántico. Jugar o estudiar en Estados Unidos es una posibilidad que no descarta «pero lo prioritario es finalizar mi formación en el Segle XXI. Después, ya veremos qué opciones hay de jugar en Liga Femenina y ganarme minutos».

La universidad es su siguiente escala académica, aunque todavía no tiene claro qué carrera cursar. A quien no duda en admirar es a la también mallorquina Marta Fernández. «Es una jugadora total. Además, tuve la posibilidad de conocerla y es una persona genial», asevera. Quiere llegar a su nivel «pero ha dejado el listón muy alto». Miembro de la mejor hornada que recuerda el baloncesto femenino español (generación del 89), sólo comparable a la del 80 -Gasol, Raúl López y compañía-, ya ha dejado constancia de sus intenciones la pasada jornada. Pese a caer en Zaragoza, Alba fue la mejor del Segle XXI. Veintitrés puntos, dos rebotes y cuatro robos de balón dejaron huella en la estadística. Tanto que ha sido la máxima anotadora del grupo.