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Carlos de Torres |SAINT ETTIENE
Lance Armstrong no se despedirá del Tour ni del ciclismo sin ganar una etapa en la edición 2005 y cumplió su deseo al dar su última lección en la contrarreloj de Saint Etienne, de 55,5 kilómetros, en la que mostró su superioridad, una vez más, a sus principales rivales, el italiano Ivan Basso y el alemán Jan Ullrich, que le acompañarán en el podio final de París.

Era la firma de un campeón de los que se salen del firmamento del ciclismo mundial. A sus 33 años cosechó su victoria de etapa número 22 en la carrera que le dio razón de ser a su existencia y su condición de ciclista cuando el cáncer le amenazó de muerte en 1998.

Marcó un tiempo de 1h.11.46, a una media de 46,4 kms/hora, una gran cifra teniendo en cuenta la dureza del recorrido. El tejano dejó la segunda plaza a Jan Ullrich, a 23 segundos, la tercera a Alexander Vinokurov, a 1.17. En la cuarta posición se coló Bobby Julich, a 1.33, e Ivan Basso se conformó con la quinta a 1.54.

Francisco Mancebo del Illes Balears cumplió sobrado las expectativas, fue noveno a 2.51 y pasó a la cuarta plaza de la general final, aprovechando el hundimiento integral del danés Michael Rasmussen, rey de la montaña que se cayó dos veces y sufrió 3 averías.

En el km 35 fue cuando apareció el «boss» para dejar las cosas en su sitio. Pasó primero, con su «molinillo» a pleno funcionamiento, en 46.38, con Ullrich a continuación a 19 segundos y Basso, en recesión tercero a 53. El italiano se dejó en el descenso más de un minuto, antes de subir el Col de Gachet (3a). Hasta el final se fue confirmando el dominio del jefe de filas del Discovery Channel, crecido sobre su caballo de titanio.

París espera al campeón, al corredor que sacó motivación suficiente para presentarse en la carrera más exigente del mundo después de anunciar su retirada. Saint Etienne tendrá el honor de haber vivido la última lección del irrepetible Lance Armstrong.