TW
0

Ya ha ganado siete torneos esta temporada y sigue siendo el tenista más humilde del circuito ATP. Rafael Nadal es consciente de que terminan las citas sobre arcilla -superficie sobre la que ha sumado todos sus títulos-, pero quiere prolongar su ambición. Este año ha logrado un buen puñado de puntos en pista rápida y dice que su objetivo va a ser luchar por el número dos del mundo. Estos días prepara en Manacor el Torneo de Stuttgart que comenzará el próximo lunes, pero tiene claro que su ránking al final de temporada lo van a marcar los resultados que consiga en la gira americana (Montreal, Cincinatti y US Open) y en los dos últimos Masters Series del año (Madrid y París). Viene un tramo de curso complicado, pero el jugador mallorquín todavía no ha tocado techo.

El nombre de Rafael Nadal se ha instalado junto al de los grandes mitos de la historia del tenis. Ha igualado y batido muchos récords, pero no ha dejado que ninguno de ellos le haga variar el rumbo. La pasada semana alcanzó la meta de Thomas Muster (ganó 7 torneos en 1996) y cuando quedan más de cuatro meses de temporada persigue el récord de Mats Wilander (9 títulos en un año). Pese a tenerlo al alcance de la mano sus palabras siguen siendo cautas. «Todavía está muy lejos -dice el tenista balear-. He ganado siete torneos, pero no sería nada extraño que no ganara ninguno más en lo que resta de temporada. Todos los torneos que he ganado han sido sobre tierra, pero creo que lo puedo hacer bien en pista rápida. He sido finalista en Miami (cayó en la final ante Federer) y perdí en octavos en el Open de Australia (ante Hewitt). Va a ser muy difícil llegar a nueve torneos, pero voy a intentarlo».

Antes de comenzar a pensar en la gira americana, Rafael Nadal debe afrontar sus últimas citas sobre tierra batida. El próximo lunes comienza el Torneo de Stuttgart y también está apuntado en el Torneo de Umag (del 25 al 31 de julio). Sus siete títulos y la racha imparable que lleva sobre arcilla (ha ganado de forma consecutiva Montecarlo, Barcelona, Roma, Roland Garros y Bastad) le han proporcionado una gran confianza, que le permite ganar aunque no despliegue su mejor juego. «En Suecia me sentí bien hasta las semifinales. Tuve partidos complicados en las primeras rondas frente a especialistas en tierra batida (Juan Mónaco, Beto Martín y Juan Carlos Ferrero) y cuando necesité jugar bien lo hice. En semifinales (contra Tommy Robredo) y en la final (ante Thomas Berdych) estuve más conservador pero al final conseguí ganar el torneo».