Rafael Nadal en un gesto captado durante su partido ante David Ferrer. Foto: FRANÇOIS LENOIR

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Cuando parece que ya no puede verse nada nuevo en una pista de tenis, va Rafael Nadal y se inventa unos golpes imposibles. Roland Garros está llegando a las rondas decisivas y el tenista manacorí está desplegando el mejor tenis del año. Ahora que los rivales son de más entidad, el jugador balear se siente muy cómodo, tremendamente seguro de sus golpes. Ayer pasó el rodillo ante David Ferrer (7-5, 6-2 y 6-0), verdugo del vigente campeón Gastón Gaudio, y avanzó hasta las semifinales. Se enfrentará el viernes al número uno del mundo, el suizo Roger Federer. En París ya se ha calificado el duelo de «galáctico». David Ferrer se había pasado el lunes más de cuatro horas en la pista para doblegar a Gastón Gaudio, así que Rafael Nadal planteó un partido de puntos largos e intensos. Como suele ser habitual en el manacorí forzó al máximo la máquina en el primer juego y consiguió el break en el comienzo del enfrentamiento (1-0 y saque). El jugador balear apostó en los juegos iniciales por un primer saque potente y con un ace a 196 km/h se anotó el 2-0.

A pesar del dominio inicial de Rafael Nadal, el primer set estuvo marcado por el equilibrio. David Ferrer es uno de los jugadores más en forma del circuito y no tardó en reaccionar (2-2). A medida que avanzaba el encuentro daba la sensación de que el jugador balear iba apoderándose del juego (4-3 y saque), pero el valenciano, que sabía que no podría aguantar mucho tiempo ese ritmo, forzó su tenis al máximo. Se colocó con 4-5 y disfrutó de tres pelotas de set con servicio del manacorí para anotarse la primera manga. Ayudado por un primer servicio que no fallaba, Nadal pudo superarlas y comenzó a mermar la moral de Ferrer (5-5).

De hecho terminó con las ilusiones del valenciano cuatro puntos después. Con saque de Ferrer y 15-30, el valenciano logró abrir un angulo increíble contra el revés del mallorquín. Rafael se estiró y logró conectar un revés cortado que se quedó a media pista. Desde allí, Ferrer pegó un revés cruzado a dos manos, pero Nadal corrió detrás prácticamente hasta los primeros asientos del público. Cuando alcanzó la pelota lanzó un latigazo paralelo que pasó al valenciano. Rafael se colocaba 15-40 y Ferrer bajó la cabeza. Nadal aprovechó su segunda oportunidad e hizo break (6-5 y saque). La batalla no había finalizado porque después de conseguir salvar una pelota de set a favor de Nadal, Ferrer tuvo una oportunidad para forzar el tie break. El tenista mallorquín la recuperó con una contundente derecha ganadora y con ese mismo golpe terminó cerrando el primer parcial (7-5). Había transcurrido una hora y seis minutos y David Ferrer había agotado sus fuerzas sin haber obtenido ningún fruto. Para terminar definitivamente con la moral de su oponente, Rafael Nadal rompió el saque de Ferrer en el primer juego del segundo set. El partido se había puesto muy de cara y el mallorquín comenzó a pasar el rodillo. A medida que su oponente se quedaba sin fuerzas, él se crecía en la pista. Una nueva rotura colocó el marcador en 4-1 y saque para el balear. David Ferrer sentía molestias en la espalda y pidió la asistencia del fisio. El parón no perjudicó a Rafael Nadal, que cerró la segunda manga con 6-2.