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CARLOS MONTES DE OCA
El Mallorca puso en aprietos a Leo Franco en un primer cuarto de hora aceptable, pero se derrumbó como un castillo de naipes cuando Colsa abrió la lata y fue incapaz de reaccionar cuando Torres provocó la expulsión de Ballesteros al inicio del segundo acto. Salva hurgó en las miserias tras la roja de Iuliano y apuntilló con dos goles a un rival que agoniza. El Mallorca, además, tuvo suerte. El Atlético ejerció la virtud de la caridad, se apiadó de su adversario y jugó a un ritmo muy por debajo de lo habitual. A la mitad de revoluciones, casi al trote, el grupo de Ferrando se tomó la cuestión casi como un entrenamiento más, una labor burocrática que debía formalizarse sin alardes y, sobre todo, sin desgaste físico.

Y eso que el Atlético salió blando y sin sangre. El Mallorca presionó con orden, ocupó las bandas con sentido y se juntó por delante de Moyà. Cúper amontonó guerrilleros en las trincheras y el grupo rojiblanco sudó sangre para superar la primera barricada. Jorge López pidió turno desde el comienzo. Situado como mediapunta, frotó su lámpara a los diez minutos. Jorge miró de reojo a Luis García y le envió un balón con sello de gol. Al asturiano se le cerró la persiana cuando vio de cerca a Leo Franco, pero recogió el rechace del portero para colgar un balón al corazón del peligro. Correa, solo en el segundo palo, cabeceó en semifallo y Farinós, en fuera de juego y con Leo dentro de la portería, marcó un gol que el banderín del asistente dejó en anécdota.

Pese a ese aviso, el Atlético no se despertó de su sorprendente modorra y el grupo de Cúper se asomó de nuevo al balcón del peligro con una doble ocasión de Jorge López. Los pitidos de la hinchada provocaron un efecto inmediato y poco a poco, el bloque de Ferrando se adueñó del balón y del césped. Con más prisas que precisión, el Atleti asomó su cabeza a terreno enemigo. Ibagaza abrió el laboratorio y se puso a inventar. «El Caño» robó un balón, dibujó un sombrero y le cedió de tacón a Colsa. El cántabro avanzó sin ninguna presión y soltó un zurdazo que, tras desviar Salva, acabó en la red.