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La derrota del Calderón ha derrumbado por completo el muro que protegía al vestuario del Mallorca. La esperanza y el optimismo a los que se habían recurrido durante las últimas semanas se diluyeron después de noventa minutos de juego y el club balear tendrá que agarrarse a la épica para evitar su caída. Lo cierto es que en el interior de la caseta isleña los ánimos están ya muy deteriodados y que los jugadores son conscientes de que el equipo esta cada vez más cerca del abismo.

Luis García, que ayer se enfrentaba al reto de consolidarse como uno de los mejores delanteros nacionales de la temporada, señalaba tras el encuentro que «el equipo había entrado muy bien en el partido y bajo mi punto de vista hemos jugado bien. Pero la mala suerte del primer gol cuando estábamos bien asentados en el terreno de juego nos ha desestabilizado y no hemos podido recuperarnos. De todas formas no sirve de nada lamentarse y es mejor mirar hacia adelante».

El atacante asturiano recordaba que «para salvarnos matemáticamente debemos ganar seis de los ocho partidos que quedan», pero dejó un espacio abierto para el optimismo al señalar que «en el fútbol también se han visto cosas increíbles, como ganar la Copa de Europa en los dos últimos minutos. Tenemos que darlo todo por el equipo, por el club y por esa afición maravillosa que tenemos».

Luis García considera que a partir de ahora la clave estará en los partidos de casa porque ya no hay margen de error y tenemos que sacar todos los puntos que hay en juego. El vestuario es una piña y está con el entrenador, pero a veces las cosas no salen y no hay forma de explicarse el porqué», finalizaba el mallorquinista.

Francisco Javier Farinós mantuvo el discurso de la plantilla y admitió que en estos momentos la situación es precaria. «Es un palo muy duro porque veníamos al Calderón con muchísimas esperanzas. Estabamos jugando bien, pero cuando un equipo está mal pasan cosas que sólo se entienden desde la mala suerte. Hay que asumirlo y debemos saber que tiene que cambiar mucho la cosa», exponía el valenciano tras el partido.

Farinós abundaba en que «después de ver como habíamos empezado a jugar parecía que era posible, pero hemos encajado un gol como producto de la mala suerte. Estamos recibiendo unos golpes muy duros y psicológicamente no es nada fácil dejar esta dinámica. A pesar de todo tenemos que seguir intentándolo hasta el final y no arrojar aún la toalla».

El medio centro del equipo rojillo explicaba que «yo ya no sé cómo están las cuentas porque hemos hecho muchísimas a lo largo del curso y siguen sin salir. Ya no merece la pena hacerlas. Lo mejor es mirar unicamente al próximo partido. Ya no queda nada para pensar». El ex jugador del Inter dice que «todavía no me siento de Segunda, aunque cada vez es más dificil porque quedan muy pocos partidos».

Silencio
Fernando Correa, que ayer volvía a la que ha sido su casa durante muchas temporadas, argumentaba a la conclusión que «ha habido dos partes muy bien diferenciadas en el partido y así como en la primera de ellas hicimos las cosas muy bien, en la segunda el equipo se desarmó y fue cuando llegaron los goles. El Atlético no tuvo más abrir el campo y llegaron los goles. Ha sido un palo muy gordo y estamos todos muy dolidos», subrayaba.

El delantero charrúa detalló que tras la goleada «el vestuario estaba muy callado y deseando llegar a casa porque hasta el próximo partido ya no podremos hacer nada». El uruguayo cree que «el Mallorca siempre dió la cara y tuvimos muchas oportunidades de gol , pero tras el descanso se ha visto que el Atlético mueve muy bien el balón y nos superaron en todos los sentidos porque las expulsiones tuvieron un papel demasiado importante. Estamos obligados a seguir peleando porque sigue habiendo puntos en juego», destacaba el atacante.