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Oscar González|BELGRADO
La selección española se juega hoy (21.00 horas, Antena 3) contra Serbia y Montenegro un futuro mundialista que quedaría en manos de terceros, en caso de perder en la «caldera» que será el «Pequeño Maracaná» de Belgrado, con la participación o suplencia de Raúl González en el centro del debate. El conjunto español llega al encuentro más importante con un frente abierto, que añadir a la dificultad del rival y a la fuerte presión que recibirá desde las gradas. El golpe que sufrió Raúl en el empeine, que le hizo parar durante una semana y no ser alineado contra China, ha llevado al técnico a admitir que no jugará todo el encuentro, pese a que el capitán afirma estar en condiciones de hacerlo. Esta situación ha reabierto una polémica cíclica, que se destapa cada vez que el máximo goleador de la historia de la selección no atraviesa por un buen momento.

Aragonés no ha desvelado, sin embargo, cuándo recurrirá a Raúl, si desde el principio, para contar con su experiencia dentro de un equipo muy joven, o el tramo final, para aprovechar su oportunismo frente a un rival desgastado. En el primer caso, la ausencia de Raúl podría propiciar la entrada en el equipo de José Antonio Reyes. La otra novedad puede ser la inclusión en el lateral derecho de Sergio Ramos, el más joven debutante desde 1941, que vería engalanado su decimonoveno aniversario con la condición de titular en el partido más importante. «Es el momento». El propio Aragonés admite que afronta el partido decisivo, su primera gran prueba como seleccionador, aunque le da una lectura mucho más positiva que la mayoría.

Según Aragonés, si España derrota a Serbia habrá prácticamente sentenciado la clasificación directa, porque supondrá un golpe anímico en los dos sentidos; aumentará los ánimos de la selección y frenará el renacer de un rival que empieza a ver la luz al final del túnel en el que se metió desde principio de siglo, lo que le ha llevado a contar con cinco cuerpos técnicos distintos en ese periodo. La realidad es menos optimista. Con dos puntos menos que Serbia, una derrota alejaría mucho las posibilidades españolas de concluir líder del grupo 7 y, prácticamente, le abocaría a luchar por la repesca. No es sólo la clasificación. El conjunto español está ante la prueba definitiva para superar el recelo que despierta desde su eliminación en la Eurocopa. La frustración que produjo el fracaso en Portugal ha invadido la nueva etapa con Luis Aragonés, que tampoco ha contado con el respaldo de unos resultados espectaculares, sobre todo, en campo ajeno, donde sumó sendos empates con Bosnia y Lituania.