TW
0

La singladura continental del Son Amar Palma vivirá mañana uno de los episodios más singulares en la historia del deporte balear. El bombo quiso que el destino del conjunto dirigido por Vladimir Bogoevski se cruzara con uno de los rivales menos asequibles geográficamente. Servidos los octavos de final de la Copa CEV, lo más positivo del cruce es la disputa del encuentro de vuelta en Son Moix. Pero la odisea del Son Amar va mucho más allá de lo deportivo, y casi de Europa. Después de casi dos días de largo viaje (unos 5.513 kilómetros), Bogoevski y los suyos tomaron contacto con el frío. Los confines occidentales de Siberia recibieron con los brazos abiertos a Damià Seguí y el resto de expedicionarios, que vivieron una auténtica aventura para comparecer en la capital de los Urales. Ekaterinburgo, ciudad situada a 1.667 kilómetros de Moscú, en la frontera natural entre Europa y Asia, es la siguiente escala del Son Amar, que buscará encarrilar su pase a los cuartos de final de la Copa CEV en un lugar hostil y ante unas condiciones poco recomendables.

La odisea se inició el pasado lunes. El Son Amar abandonaba Son Sant Joan para hacer noche en Frankfurt, donde debían aguardar el vuelo que les condujera hacia Ekaterinburgo, centro de operaciones del Lokomotiv, uno de los más poderosos equipos de la históricamente competitiva liga rusa. Cinco horas de avión y una diferencia horaria poco común castigaron los cuerpos de los once jugadores, del responsable técnico, el fisioterapeuta y el delegado, componentes de esta peculiar expedición a los Urales. Cerca de la medianoche de ayer tenía prevista su llegada el Son Amar a Ekaterinburgo, un lugar acostumbrado a vivir bajo cero y donde el voleibol levanta pasiones que hacen la vida de su más de millón y medio de habitantes un poco más fácil. La victoria en la última jornada de la competición doméstica ante el Lokomotiv Belgorod -actual campeón de Europa- da una dosis de moral añadida a los rusos a la hora de recibir a uno de los más sólidos conjuntos de la Superliga.

Hasta el horario de partido pone los pelos de punta. El Son Amar deberá variar sus hábitos de manera notable para saltar a la cancha a las dos de la tarde de España -cuatro horas más en Ekaterinburgo (18:00)-. Éste es uno de los argumentos que convierten este desplazamiento continental en una aventura. La recepción será una de las armas que deba esgrimir el Son Amar ante la contundencia y la pegada del Lokomotiv, que basa en su potencial físico y la adversidad del Divs Uralochka -su pista de juego- las victorias que le convierten en un rival incómodo para el conjunto palmesano. El antiguo Izumrud, anterior denominación del club, ha permitido que Ekaterinburgo sea conocida en toda Rusia. La ciudad fue fundada en 1.723 en honor a la Emperatriz Ekaterina I y en un principio fueron los ugores sus pobladores, hasta que la industria metalúrgica y la población rusa tomó el control. Pese a su lejanía, se trata de una de las ciudades más importantes de Rusia. Un desafío para un Son Amar que quiere imponer su ley en el otro extremo del continente.