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Amador Pons|SEVILLA
Cuando Rafael Nadal demostró que apostar por él es una garantía de éxito, los planes de los capitanes españoles de Copa Davis se vieron trastocados. Habían apostado por el manacorí para el segundo partido y la garra del tenista balear puso a España en una situación muy ventajosa, aunque necesitó realizar un gran desgaste físico. Acostumbra a recuperar bien, pero Arrese, Avendaño y Perlas prefirieron regalar el dobles y reservarse su as para un hipotético quinto encuentro. Su única alternativa fue alinear a Juan Carlos Ferrero junto a Tommy Robredo y el desenlace fue trágico. Los hermanos Bryan les humillaron (6-0, 6-3 y 6-2) en un partido imposible que se prolongó una hora y 39 minutos. Bob y Mike Bryan no son los números uno del mundo en dobles por casualidad. Llevan toda la vida formando pareja y se compenetran a la perfección. Todos sus movimientos son sincronizados y encontrar un hueco por donde conseguir pasar la pelota es prácticamente imposible. Además su tenis no tiene lagunas. No sólo dominan la red. Su servicio es muy potente y desde el fondo de la pista golpean muy fuerte la pelota. Por si fuera poco también saben adaptarse a la tierra batida (ganaron Roland Garros en 2003). Con estas premisas la aventura de Juan Carlos Ferrero y Tommy Robredo se presentaba como una empresa imposible.

El encuentro comenzó de la peor manera que podía empezar para los intereses españoles. Los Bryan bombardeaban a Ferrero y Robredo con sus servicios y el valenciano y el catalán no acertaban con la táctica que debían utilizar. Es evidente que en el dobles Nadal-Robredo, Rafael es el que lleva el peso de la pareja, pero ayer Tommy debía tirar del duo para que España tuviera alguna opción. Robredo no tiró y Ferrero no se dejó tirar. Y mientras los españoles despertaban (necesitaron media hora), los estadounidenses ya habían decidido la primera manga, infringiendo un contundente y doloroso 6-0. Antes de comenzar ya se sabía que Ferrero y Robredo no tendrían opciones y tras terminar el primer set ya no se pensaba en ganar, sino en perder de la manera menos dolorosa. El inicio del segundo parcial fue un cascada de roturas de servicios. Ferrero y Robredo consiguieron devolver los misiles de los Bryan, pero no lograban consolidar sus breaks manteniendo sus servicios.

Patrick McEnroe y el resto de componentes del equipo estadounidenses se levantaban constantemente para tratar de elevar el ánimo de los gemelos. Su trabajo funcionó y los inquietos Bryan recondujeron el partido hacia donde más les interesaba. Volvieron a hacerse fuertes desde su saque y seguían disfrutando de pelotas de break con el servicio de los españoles. Su superioridad volvía a ser manifiesta y el segundo set también caía del lado americano (6-3). El partido estaba decidido y el ánimo de Ferrero y Robredo por los suelos. Los Bryan cada vez eran más grandes en la red. Los huecos no existían y sus reflejos les permitían ganar constantemente los puntos de volea. Además la táctica que Robredo había practicado junto a Rafael Nadal (variar las subidas a la red con el juego desde el fondo de la pista) no le daba resultado junto a Ferrero. Juan Carlos y Tommy habían jugado muchos dobles juntos, pero hace demasiado tiempo que ya no lo hacen y su compenetración ha desaparecido. Además el valenciano se ha especializado en los individuales y su juego en la red es demasiado precario para una modalidad que exige tanto en la volea.