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Debutó en Primera División cuando Héctor Cúper apuraba sus últimos días vestido de corto en Huracán y su ahora compañero Carlos Carmona apenas gateaba. Fue en un Betis-Mallorca (1-0) disputado el 6 de marzo de 1988, el mismo día que Lucien Müller se estrenaba en el banquillo balear tras sustituir al cesado Lorenzo Serra Ferrer. El técnico francés apostó por un centrocampista formado en el Cide que llamaba la atención por su técnica en aquel Mallorca Atlético de los Soler, Del Campo y Vidal, entre otros. Tres lustros después de aquella tarde en el Benito Villamarín, Marcos Martín (Valencia, 17.09.1968) divisa en el horizonte la barrera de los 400 partidos en Primera División, una puerta que abrirá nada más jugar un encuentro más de Liga. Marcos acumula 399 encuentros en la élite, repartidos en tres clubes: 208 con la camiseta del Sevilla (91-97), 23 con el Mérida (97-98) y 168, hasta la fecha, defendiendo al Mallorca (87-91 y 00-?). Esos números le convierten en el segundo jugador mallorquín con más partidos en Primera por detrás de Miquel Angel Nadal (460), entrar en etop-40 en la historia de la Liga y en el cuarto futbolista en activo con más participaciones en el torneo doméstico por detrás del propio Nadal, el gallego Fran (414) y el guipuzcoano Bittor Alkiza (410). A pesar de los nueve años que pasó en Sevilla y Mérida, Marcos es el tercer futbolista que en más ocasiones ha defendido la camiseta bermellona en Primera empatado con Paco Soler (168) y sólo por detrás de Miquel Angel Nadal (253) y Javier Olaizola (207).

Cuando Marcos irrumpió en la nobleza del torneo doméstico, La Quinta del Buitre iba camino de su tercer alirón consecutivo, Frank Rijkaard pasaba con más pena que gloria por las filas del Zaragoza, Raúl González jugaba en los alevines del Atlético de Madrid y el Mallorca de Zaki, Pep Bonet, Damián Amer, Paco Higuera y Magdaleno descendía a Segunda División tras perder la promoción ante el Oviedo. Hace unos meses se cumplieron 16 años de aquel histórico estreno y al menos dos generaciones de futbolistas han aparecido y desaparecido. Él y Miquel Angel Nadal son los únicos futbolistas de los que formaron aquella temporada la nómina de los 18 equipos de Primera División que permanecen en activo. Durante esos tres lustros en la nobleza, Marcos ha escuchado las órdenes de ¡19 entrenadores! del prestigio de un campeón del mundo, el argentino Carlos Salvador Bilardo; dos seleccionadores nacionales, José Antonio Camacho y Luis Aragonés y dos de los entrenadores más importantes en la historia reciente del club balear, Lorenzo Serra Ferrer y Héctor Raúl Cúper, pasando por Víctor Espárrago, los portugueses Toni y Pacheco; Jorge D'Alessandro, Krauss, Kresic, Gregorio Manzano y Benito Floro.

A lo largo de sus 399 partidos de Liga, el centrocampista mallorquín -nació en Valencia de casualidad, pero a los diez días se instaló en la Isla- se ha cambiado en el mismo vestuario que jugadores de talla mundial. En su segunda temporada, Marcos compartió caseta con el astro argentino Diego Armando Maradona; unos años más tarde coincidió con otro campeón del mundo, el brasileño Bebeto. Iván Zamorano, Davor Suker y Robert Prosinecky también desfilaron a su lado. Después de ser titular en la primera final de Copa del Rey del Mallorca en toda su historia, el 29 de junio de 1991 ante el Atlético (perdió 1-0 en la prórroga), Marcos hizo las maletas y se marchó a Sevilla. En el club hispalense permaneció seis temporadas, vio la luz de su debut continental y la oscuridad del descenso a Segunda. Posteriormente se marchó al Mérida, donde sufrió la lesión más grave de su carrera y un nuevo descenso. Tras dos años en la categoría de plata, Marcos regresó a la isla en el verano de 2000 de la mano de Luis Aragonés. Con 36 años recién cumplidos sigue siendo uno de los futbolistas más regulares del conjunto balear.