El mallorquinista Carlos Carmona intenta superar la entrada de un oponente. Foto: J. PORTEROS

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La Copa ya es historia. El Mallorca la derramó ayer en un partido al que llegó tarde, justo cuando el Lanzarote se quedó en inferioridad y Pereyra acertó a empujar un servicio desde la derecha de Cortés. Fue el único momento en el que el equipo de Cúper creyó en la eliminatoria, porque hasta entonces la había despreciado. Los canarios, un conjunto de Segunda B que se maneja con muchos problemas en su grupo, le sacó los colores al Mallorca con un catálogo de fútbol de raza y vertical que les dio el triunfo que les mete en octavos (2-1). Cúper dispuso un equipo experimental, una conjunción entre la veteranía de Nadal y la mocedad de Carmona. Ese dio con un equipo apañado de cintura para arriba y con mucho músculo atrás. Cortés y Poli repitieron en los flancos y Niño regresó al eje de la zaga, mientras Víctor ejercía de acompañante de Perera arriba. El Mallorca trató de frenar el animoso inicio del Lanzarote, que irrumpió con mucho brío por el partido. Mucha presión en la salida del balón balear y dos hombres pegados a las orillas: Gustavo y Maciot. Eso obligó al Mallorca a proponer un fútbol directo y ahí se enredó. Los canarios celebraban cada saque de esquina, porque en la estrategia pudieron sacar petróleo. Primero con una volea mordida de Miguel Angel que se escapó alto (minuto 12) y luego con un escorzo de Raúl que se perdió fuera (minuto 14). El grupo de Cúper perdió por unos momentos el gobierno de la cita y eso lo aprovechó el Lanzarote para dar un paso al frente. Jorge Campos era un cuchillo por la derecha y en una arrancada del lateral el conjunto de Arrecife pudo marcar, pero el remate de cabeza de Alejandro se estrelló en el lateral de la red (minuto 19).

Esa fue una advertencia, porque a renglón seguido el Lanzarote le atizó al Mallorca. Niño cometió una falta al borde del área y Maciot, de tremendo derechazo, superó a Westerveld (minuto 24). El equipo de José Antonio Fernández castigaba la indolencia mallorquinista y dejaba el partido muy empinado. Carmona y Campano iban cambiando de banda en busca de profundidad por los costados, pero ni el canterano ni el andaluz dieron con la fórmula. Perera y Víctor no tenían suministro y el Mallorca seguía muy confundido. El balón no circulaba por los pies de Pereyra o Marcos, y los rojillos estaban cortocircuitados. Cúper se desesperada solicitando una circulación más fluída y la pelota empezó a llegar hasta Carmona, que lo intentó hasta la saciedad en el primer acto. Sólo un golpe franco de Campano a poco del cierre anunció que el Mallorca seguía en el partido (minuto 44), pero la última ocasión la disfrutó nuevamente el Lanzarote, después de un tiro sesgado de Alejandro que se perdió fuera (minuto 45).

El segundo tiempo amaneció igual, sólo que con los locales un paso más atrás. Eso le permitió al equipo canario tener espacio para generar contragolpes y Lanza, a poco del arranque, estuvo muy cerca de completar con un éxito un arreón de Alejandro por la derecha. El Mallorca entendió que debía hacer algo más y se lanzó a por el empate amparado en un juego algo más acicalado en el círculo central. Guillermo Pereyra dispuso entonces de la mejor opción para equilibrar la eliminatoria tras un toque de cabeza de Víctor en el interior del área, pero el disparo del argentino escapó alto (minuto 48). Poco después el mediocampista lo volvió a intentar rematando de cabeza una falta sacada por Luis García, que había aparecido por el encuentro junto a Tuni en busca de verticalidad. El Mallorca ya era dueño del choque y Víctor pudo marcar tras un servicio desde la derecha de Cortés. El delantero mallorquín remató al larguero (minuto 64) en una acción que dio paso al gol de Maciot, que completó una zancada de Soriano (minuto 70). Era el final del tránsito del Mallorca por la Copa, porque ni el gol de Pereyra le bastó a los mallorquines.