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Carlos de Torres|CÀCERES
José Cayetano Juliá, del Comunitat Valenciana Kelme, se alzó con el triunfo en solitario en la decimosexta etapa de la Vuelta, una jornada de transición que se disputó bajo el intenso sol extremeño entre Olivanza y Cáceres, de 190 kilómetros, en la que Roberto Heras se mantuvo de líder una jornada más. Juliá, de 25 años y compañero de habitación de Alejandro Valverde, no desaprovechó la ocasión que le dio su director para entrar en la escapada buena del día, y además fue muy listo y oportuno con un salto definitivo a tres kilómetros de la meta que le condujo al estreno de su palmarés en la Vuelta y al tercer triunfo de los de Belda en la presente edición. Juliá entró con un tiempo de 4:19.23. A 12 segundos lo hizo el esloveno del Phonak Valjavec y a 35 un grupo con Di Luca (Saeco), Antonio Cruz (US Postal), Pablo Lastras (Balears) e Iñaki Isasi (Euskaltel), todos ellos componentes de la escapada inicial. El pelotón, sin la menor muestra de agobio se presentó a 11.45, de manera que no hubo cambios en la general y Heras mantuvo los 5 segundos sobre Valverde y el 1.45 respecto a Santi Pérez, ahora los ocupantes del podio.

La etapa mostró su cara muy pronto, apenas en el km 3, cuando el colombiano Iván Parra, del Café Baqué, lanzó el primer ataque. Muchos equipos se apuntaron a la aventura y al final se formó un grupo de 13 corredores, con Lastras y Chente García (Balears), Julia (CV-Kelme)), David Fernández (Costa Almería), Di Luca y Spezialletti (Saeco), Cruz (US Postal), Valjavec (Phonak), Moreni (Alessio), Putsep (Ag2r), Isasi (Euskaltel), Boven (Rabobank) e Ivan Parra (Baqué). Como el mejor clasificado era el esloveno Valjavec, a casi tres cuartos de hora del líder, el pelotón dio el pertinente permiso y se dedicó al paseo bajo el intenso calor extremeño. Ritmo de cicloturismo y a ahorrar fuerzas para la próxima jornada en La Covatilla, donde las cosas irán más en serio. Las diferencias se hicieron abismales, hasta casi 18 minutos en el kilómetro 172.

Los equipos de los pocos esprinters que quedan en el pelotón tampoco se molestaron demasiado en anular la fuga, ya que la etapa estaba sentenciada desde su nacimiento. A 12 kilómetros de meta comenzó el baile entre los corredores que se iban a disputar un trozo de gloria en Cáceres. Ataques y más ataques con Chente García muy inquieto. Cada tirón eliminaba algún corredor. Juliá sufrió lo suyo con el tirón de Lastras, pero resistió. Mucho control entre los seis que quedaron al frente. Nadie arrancaba, hasta que el corredor murciano se lanzó. Tal vez hubo exceso de confianza en los perseguidores, que le dejaron abrir 15 segundos al mejor amigo de Valverde.