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DEPORTIVO: Molina, Manuel Pablo, César, Andrade, Romero, Sergio, Scaloni, Munitis, Valerón, Luque y Pandiani.
Cambios: Fran por Luque y Héctor por Munitis.

OLYMPIACOS: Nikopolidis, Pantos, Anatolakis, Schurrer, Venetidis, Rivaldo, Kafes, Stoltidis, Georgatos, Giovanni y Okkas.
Cambios: Mavrogenidis por Giovanni, Georgiadis por Georgatos y Kostoulas por Pantos.

Àrbitro: Frank De Bleeckere. Mostró tarjeta amarilla a Kafes, Stoltidis, Pandiani y César.

Carlos A. Fernández|LA CORUÑA

El Deportivo no pasó del empate sin goles ante el Olympiacos en el estrenó de la Liga de Campeones esta temporada en el estadio de Riazor. Los coruñeses desplegaron un juego rácano, con sólo dos disparos a la meta griega en los noventa minutos de juego, y pudieron incluso ser derrotados, pero los griegos fueron inocentes en el primer tiempo y desaparecieron en el segundo. Rivaldo demostró que su zurda sigue siendo de oro y que su visión de juego se mantiene intacta. No se puede decir lo mismo de Giovanni, ausente. Los movimientos de Rivaldo son escalofriantes, tanto como la mágica chilena que envió por encima de un sorprendido Molina a los quince minutos de juego.

Tuvo muchos más detalles antes de que se le fuera agotando la gasolina, porque físicamente no está como en su etapa en el Deportivo, que lo trajo a Europa, o en el Barcelona. De sus botas salió un espléndido cambio de banda a Georgatos, y un lanzamiento de falta, previa colocación, como siempre, con las piernas arqueadas, que atemorizó a la parroquia deportivista. Pero Rivaldo solo no basta para doblegar al Deportivo, aunque pudo hacerlo. Al Olympiacos le faltó un «killer».

Del Dépor, muy poco que contar en una primera parte horrible. Aguantó el equipo en defensa, aunque pasó muchos problemas, y en ataque simplemente no funcionó. Las únicas ocasiones de peligro se produjeron a balón parado, con un disparo de Pandiani y un remate de César, en los que ni siquiera tuvo que intervenir el portero Nikopolidis, campeón de Europa con la selección griega. En la primera parte, Luque no dio pie con bola en la banda izquierda, Munitis apenas apareció por la derecha, Valerón no aportó gran cosa en la media punta, los laterales Romero y Manuel Pablo no se sumaron al ataque, y Pandiani no recibió balones en la delantera. Es decir, el juego del Dépor fue nulo.

El panorama cambió en la segunda mitad. El Dépor tuvo otro aire desde la reanudación, con Munitis, Valerón y Luque más activos que en el primer periodo, aunque la pegada del equipo siguió siendo mínima. A los dos minutos de la segunda parte, Luque asistió a Pandiani, pero el uruguayo indultó a los helenos fallando incomprensiblemente el maravilloso pase del catalán, con el que protagonizó un enfrentamiento la semana pasada en un entrenamiento.

A los 71 minutos, Irureta se decantó por sustituir a Luque, despedido con división de opiniones, e introducir en su lugar a Fran. El centrocampista gallego recibió una calurosa ovación de la afición, que hasta ese momento tan sólo había celebrado los goles que recibió el Real Madrid en su compromiso ante el Bayer Leverkusen. La presencia ofensiva de los deportivistas fue tan reducida que su primer disparo entre los tres palos no llegó hasta el minuto 72, cuando Munitis probó fortuna con un lanzamiento lejano que detuvo sin problemas Nipolidis. Poco fútbol y un pésimo arranque.