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Xisco Martí (Fornalutx, 1982) cree que ha llegado el momento de bajarse de la bicicleta. El corredor mallorquín ha optado por la retirada inmediata del mundo del ciclismo después de pasar un último año que él mismo define como «desastroso» y ha optado por comenzar una nueva vida. Se acabaron las pedaladas por las carreteras y velódromos del país como consecuencia de una decisión en la que han intervenido diversos factores. El isleño, que ha contado siempre con el respaldo del Grup Drac, no ha alcanzado a lo largo de todo este año el estado óptimo de forma y eso le ha llevado a replantearse una situación que había llegado a su punto más amargo después de dos años plagados de alegrías.

El momento más brillante de su carrera empezó a gestarse en 2002, año en el que firmó un brillante cuarto puesto en la Copa del Mundo de velocidad por equipos. Antes había sido séptimo en un Europeo y sus mejores registros tuvieron continuidad durante el año pasado, en el que se consagró definitivamente a nivel individual tras proclamarse campeón de España sub'23 de persecución individual en Valencia. El título, lejos de reafirmarle en el panorama nacional, vino acompañado de un 2004 horrible en todos los sentidos que ha derivado una retirada anticipada. «En principio, la razón principal de mi abandono era una lesión, pero han acabado uniendose otros muchos factores. Lo que ocurrió fue que me caí en una carrera celebrada en Extremadura que me produjo una raspadura que me obligaba a llevar una protésis de titanio. Ante esto prefiero no seguir corriendo porque a mi edad -22 años- no me vale la pena», declara el mallorquín.

Sin embargo y como él mismo indica hay otros condicionantes que le han llevado a echar el pie a tierra y la sombra del dopaje sobresale especialmente. «No me gusta nada edoping ni todo lo que acarrea y mucho menos en el ciclismo. Yo quiero llevar una vida saludable», confiesa el ciclista, que sin embargo, se niega a reconocer si se trata de un problema que le haya salpicado directamente. Su otra gran decepción de la temporada llegaba tras la creación del equipo profesional del Illes Balears, un proyecto en el que nunca tuvo cabida. «Me dieron toda la ilusión del mundo cuando disponía de otras ofertas de importantes equipos amateur y éstos no podían esperarme tanto tiempo. El que lo hizo fui yo y al final no tuve ni una cosa ni la otra. Estaba mentalizado y había dejado de lado el ciclismo en pista, pero tampoco he tenido la suerte necesaria». Martí confiesa que se le han quedado algunos sueños por cumplir. «Me hubiera gustado estar en Atenas, porque trabajaba con Llaneras y Gálvez, pero tampoco ha sido posible».