El maratoniano mallorquín Toni Peña posa durante la jornada de ayer en una de las esculturas que se han instalado en la zona internacional de la Villa Olímpica.Foto:FERNANDO FERNÁNDEZ

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Muchos atletas aspiran a disputar algún día el maratón en unos Juegos Olímpicos. Pero sólo poco más de un centenar tendrán el honor de hacerlo sobre su recorrido original, el que dio forma a una de las pruebas más esperadas del calendario olímpico. Un total de 42.195 metros que han hecho historia y hoy pondrán a prueba la capacidad de los mejores especialistas del planeta. El mallorquín Toni Peña es una de las bazas del equipo español que completan Julio Rey y José Ríos. El de Felanitx quiere consagrarse en un instante y un lugar para la épica y no renuncia a nada. Busca el diploma, pero no descarta pujar por las medallas. Un buen síntoma, aunque el recorrido, los rivales y el calor van a encargarse de realizar la pertinente criba. Toni no estará sólo, sus familiares y amigos más próximos, y todos los que le aprecian, estarán pendientes de esas dos horas de carrera desde las gradas del estadio Panathinaiko y al otro lado de la pequeña pantalla. Es el día con el que siempre soñó Peña y al final ha llegado. Toca otra medalla.

David Cal lo borda. Después de colgarse un oro, el piragüista gallego ha entrado de manera definitiva en los anales del deporte español al lograr un oro y una plata en unos mismos Juegos Olímpicos. Una fita en C-1 500 metros que permite a nuestro país firmar una actuación sobresaliente, para qué engañarnos.

Hermida explota. En Sydney padeció una cuarta plaza que escuece, pero cuatro años después, el mountain bike español vuelve a sumar una medalla. Si antes fue Marga Fullana, ahora le toca a José Antonio Hermida. El ciclista catalán se colgó la plata, pero pudo ser oro, aunque al final, Hermida ha hallado la recompensa a su constancia y la fe que siempre ha tenido en sus posibilidades. Se lo merecía.

Gasol: 37 puntos. Que se dice pronto, pero el pívot de los Grizzlies ha certificado que está un peldaño por encima del resto. Pau anotó 37 puntos frente a China y España se llevó una séptima plaza que sabe a poco. Quién sabe dónde estaríamos ahora si Estados Unidos, bronce a la postre, no se hubiera cruzado en nuestro camino. Rudy y compañía merecieron más fortuna. Su excelente primera fase se fue al traste por un mal día y un cruce desafortunado que nos volvió a dejar con la miel en los labios.

De récord. El deporte español ha callado todas las dudas y ha hecho rectificar a aquellos pesimistas que durante la primera semana lo veían muy mal. La cosecha de diecinueve medallas, hasta el momento, se convierte en la segunda más fructífera tras las veintidós de Barcelona 92 y deja atrás el elevado listón que parecían las diecisiete de Atlanta 96. Lo de Sydney fue casualidad y España se vuelve a reivindicar.