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ESPAÑA (16+18+12+17): Palau (6), Fernández (16), Valdemoro (7), Pons (4), Cebrián (9) -cinco inicial-, Sánchez (12), Martínez (3), Ferragut (3), Pascua (3) y García (0).

BRASIL (14+20+15+18): Helen (8), Iziane (7), Janeth (27), Sobral (4), Alessandra (8) -cinco inicial-, Pinto (5), Cintia (-), Kelly (8), Vivian (0) y Silvia (0).

Àrbitros: Voreadis (GRE) y Ethier (CAN). Excluyeron por personales a Cebrián (m.40), Pons (m.40).

Jorge Muñoa|ATENAS
Elisabeth Cebrián quería despedirse de la selección española con una medalla en Atenas 2004, un sueño que ya no podrá cumplir por culpa de un mal partido frente a Brasil y la calidad de una jugadora rival, Janeth Arcaín -27 puntos-, máxima anotadora del choque y ejecutora de seis tiros libres consecutivos en los últimos segundos. El debate hispano-brasileño giró en torno a los parámetros ya conocidos: rigor defensivo por parte las subcampeonas de Europa y velocidad por parte del cuadro suramericano aderezada, claro está, con una fuerte presencia en el rebote ofensivo.

Por ahí encontró el sufrimiento España, por los rechaces que las brasileñas atraparon dentro de la pintura. Nueve rebotes de ataque en los dos primeros cuartos dieron al traste con la buena lectura atacante del equipo español. Las chicas de Vicente Rodríguez subsanaron la sangría dentro de la pintura desde el arco de triples hasta el intermedio. Seis de diez más allá de los 6,25 metros compensaron las segundas opciones de tiro que Brasil añadía a sus posesiones gracias a los centímetros de sus pivots y, lo peor, a la habilidad de Janeth Arcain, una pesadilla en el perímetro y una imán para los rechaces largos.

El 34-34 que presidía el tanteador en el descanso resumía un encuentro que ninguno de los dos equipos fue capaz de poner bajo control. Brasil fue muy peligroso cada vez que Janeth, por fuera, y Alessandra Oliveira, ésta por dentro, miraban a la canasta. España hizo daño de forma colectiva, menos individual, siempre que movió el balón con criterio. Las brasileñas, después de firmar tablas en la primera mitad, supieron buscarle las cosquillas al conjunto español con mucha inteligencia. La cuarta personal de Elisabeth Cebrián (m.29) fue un magnífico hallazgo para ellas.