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José Antonio Diego|ATENAS
El marroquí Hicham El Guerruj, plusmarquista y campeón mundial de 1.500, consiguió ayer en Atenas el título olímpico con el que venía soñando durante ocho años en un formidable combate con el segundo hombre más rápido de todos los tiempos, el keniano Bernard Lagat. La medalla de oro, que se le mostró esquivo a El Guerruj en Atlanta por un tropezón y en Sydney por la mayor velocidad del keniano Noiah Ngeny, llegó adornado con una marca de 3:34.18 y el dulce sabor de la venganza sobre la escuela de Kenia, precisamente el año en que había visto truncada su racha victoriosa y parecía más débil.

El Guerruj, cuatro veces campeón mundial, aguantó el acoso de Lagat a lo largo de la interminable recta final y le batió por un cuerpo mientras que por detrás llegó el portugués Rui Silva para colgarse el bronce. Cuádruple campeón mundial de 1.500 (Atenas'97, Sevilla'99, Edmonton'01 y París'03), plusmarquista mundial de esta distancia, milla y 2.000 metros, y 32 marcas por debajo de 3:30, tuvo una hija justo a los nueve meses de casarse con Nejoua Lahbil, el 27 de septiembre pasado.

Profundamente religioso, «cien por cien musulmán», El Guerruj está convencido de que posee un don divino para la carrera. Se considera un «misionero del atletismo» y afirma que su destino está escrito. Reyes Estévez, sin capacidad de reacción en la última vuelta, fracasó en su intento de colgarse su primera medalla olímpica en 1.500 metros en una jornada que consolidó a Luis Miguel Martín, quinto como en Sydney, entre los mejores corredores de obstáculos del mundo.