El atacante mallorquinista Jesús Perera intenta controlar el balón en un momento del partido disputado ayer en el Walkers Stadium. Foto: TERESA AYUGA.

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Este Mallorca ha cambiado de aspecto. Atrás han quedado los patadones y los balones sin sentido. El grupo de Floro apuesta por el fútbol combinado, de toque rápido y desmarques, como el camino más corto para llegar al éxito. Es una apuesta con riesgo. Pero agradable para la vista. Ayer, todo lo que pasó en el partido llevó el sello del Mallorca. Unas veces para aplaudir y otras para llorar. Sobre todo en una defensa que se empeñó en tirar a la basura el extraordinario partido de Juan Fernando Arango. un futbolista que roció el Walkers Stadium de clase y que si demuestra en la Liga lo que vimos ayer puede ser una de las sensaciones del campeonato.

El Mallorca se divirtió en terreno enemigo, pero sufrió en el propio. Se adelantó en el marcador con una jugada de seda, pero arrojó por el desagüe su ventaja con dos errores de bulto, uno de Nadal y otro de Alberto Cifuentes, en apenas siete minutos. Brilló la cordura de Arango. El venezolano derramó estilo y fútbol. Cada balón que pasó por su pierna izquierda se convirtió en amenaza para el rival y bendición para el compañero. Arango pidió turno desde el principio y ambas partes llevaron su impronta. En corto o en largo puso en marcha a sus compañeros con una variedad de recursos técnic os notables. Además, mostró velocidad, regate y cordura con el balón en los pies.

El Mallorca abrió el marcador con una acción que inició Arango en el centro del campo, prosiguió Marcos Vales, instalado ayer en la banda derecha por delante de Campano, sentando en el camino a tres rivales, y regalándole el gol a Arango. En el saque de centro, un despiste de Nadal propició un cabezazo del gigantón Dublin que escupió el poste y el segundo remate de Connolly. El partido estaba loco y en la siguiente jugada Perera pudo empatar, pero envió su vaselina a la publicidad estática. El Leicester, que vivió de los errores rojillos, le dio la vuelta al marcador gracias a un fallo de Alberto Cifuentes. El portero salió a por uvas al borde del área, no llegó a despejar y el regalo lo aprovechó Scowcroft.

La defensa de papel contrastaba con las gotas de Arango. El venezolano desbordó por velocidad, regateó y asistió con criterio. Tiene una zurda para enmarcar y una visión de juego notable. Una pared con Delibasic acabó en los guantes del portero. Después llegaron dos remates consecutivos con la firma de Arango que no encontraron recompensa. En la segunda mitad, Benito Floro movió pieza en busca del deseado equilibrio, pero observó desde el banquillo dos regalos más de la defensa. No pudo ser, pero se pudieron extraer conclusiones positivas.

LEICESTER: Walker (H), Makin (H), Wilcox (H), Heath (H), Dabizas (H), Scowcroft (HH), Nalis (H), Williams (H), Stewart (H), Dublin (H) y Connolly (HH).

Cambios: Black (H) por Dabizas (min. 59).

MALLORCA: Alberto Cifuentes (H), Campano (-), Nadal (-), Müller (H), Poli (-); Marcos Vales (HH), Nagore (H), Marcos (H), Arango (HHH); Delibasic (H) y Jesús Perera (HH).

Cambios: Pereyra (H) por Marcos (min. 56), Bruggink (H) por Marcos Vales (min. 63), Ramis (-)por Müller (min. 65), Víctor (H) por Perera (min. 72), Campos (H) por Campano (min. 81), Tuni (H) por Arango, Luciano (H) por Deli.

Arbitro: Rob Styles. Sin tarjetas.

Goles:
0-1, Arango, minuto 9.
1-1, Connolly, minuto 10.
2-1, Scowcroft, minuto 16.
3-1, Stewart, minuto 71.
4-1, Williams, minuto 76.
4-2, Bruggink, de penalti, minuto 87.