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Angel López|DETROIT
Los Pistons de Detroit a ritmo de «Motown», todo coordinación de movimientos, agilidad y trabajo de equipo, completaron la destrucción de la imagen de «intocables» y «arrogantes» con las que Los Angeles Lakers habían llegado a las Finales de la NBA, que perdieron por 4-1.

La humillación hubiese podido ser mucho mayor, es decir de barrida de 4-0, sin el triple milagroso de Bryant en el segundo partido, pero los Pistons y su entrenador Larry Brown guardaron lo mejor de su repertorio en defensa y ataque para el quinto, que fue una auténtica exhibición de lo que debe ser baloncesto de equipo. El dominio de los Pistons, con parciales de 55-45 al descanso y 82-59 al concluir el tercer periodo, no pudo ser más demoledor para los Lakers, que el propio dueño del equipo, Jerry Buss, abandonó el Palace de Auburn Hills, acompañado de sus guardaespaldas, sin querer ver el cuarto periodo. Los Pistons iban a dedicar los últimos 12 minutos para consagrar su filosofía de equipo y ganar por un contundente 100-87.