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Agencias|LOS ANGELES
Los Pistons de Detroit aprovecharon el primer partido de final de la NBA para sorprender (87-75) a los Lakers en el Staples Center de Los Angeles y decir presente en la lucha por un título en la que nadie parecía contar con ellos. En otra excelente demostración defensiva y con el base Chauncey Billups y Rasheed Wallace como líderes en ataque, los Pistons dejaron claro a los Lakers que si quieren este anillo van a tener que sufrir mucho. Detroit se encargó de romper el guión previsto y golpeó primero. Los hombres de Larry Brown fueron capaces de llevar el choque a su terreno y, con la defensa como bandera, nunca permitieron a los Lakers encontrar su ritmo en el juego. Los jugadores de Detroit estuvieron a pleno rendimiento, con cuatro de sus hombres en dobles dígitos. Billups acabó con 22 tantos, Rasheed Wallace sumó 14 y ocho rebotes, Richard Hamilton se fue hasta los 12 puntos y siete rebotes y Tayshaun Prince contribuyó con 11 tantos, en una clara muestra de lo equilibrado del equipo.

Los Pistons maniataron por completo a unos Lakers nada cómodos en ataque y donde solamente Shaquille O'Neal, con 34 puntos y 11 rebotes, y Kobe Bryant, con 25 tantos, se pudieron librar del férreo marcaje. A los que si logró hacer olvidar por completo el trabajo defensivo de Detroit fue a los veteranos Karl Malone y Gary Payton, que buscan su ansiado anillo, que apenas pudieron aportar siete puntos entre ambos. El aro se les hizo especialmente pequeño a los angelinos en el último cuarto, donde Detroit mordió en defensa y provocó que fallaran muchos lanzamientos. O'Neal, con cuatro canastas consecutivas, acercó a su equipo a siete puntos (79-72), pero ahí se fueron por completo sus esperanzas.

El desacierto de Bryant y la respuesta en los nuevos 'Bad Boys' de la mano de Rasheed Wallace, con dos canastas y dos tiros libres, hicieron que los Lakers encajaran en los dos últimos minutos un parcial de de 8-3 que sentenció el encuentro. Los Lakers deberán ahora responder mañana por la noche en el segundo partido en Los Angeles para trasladarse a Detroit con opciones de poder recuperar la ventaja cancha que perdió ayer. El entrenador de Los Angeles Lakers, Phil Jackson, se mostró frustrado por la manera como había jugado su equipo en el primer partido de las Finales, pero se limitó a decir que había sido un «mal día». «Simplemente hemos tenido un mal partido y debemos olvidarnos lo antes posible para comenzar a pensar en el segundo que tendremos que ganarlo», comentó Jackson. Como es costumbre en él, no darle ningún crédito al trabajo del equipo rival, el entrenador de los Lakers tampoco quiso admitir que sus jugadores estuvieron siempre perdidos en el trabajo de conjunto y de no haber sido por las acciones individuales de O'Neal y Bryant la humillación hubiese sido mayor.