Alejandro Campano festeja el gol que logró anoche ante el Copenhague. Foto: TOMÁS MONSERRAT

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Hay partidos cuya interpretación está al margen de un resultado relativamente irrelevante, que apuntan hacia detalles laterales, poco comunes en el desarrollo de la temporada. Luis Aragonés lleva toda la vida sentado ahí abajo, pero sigue prefiriendo el riesgo. El entrenador del Mallorca apostó por los rostros anónimos y éstos le respondieron con la clasificación para los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA, pero no con el juego. Sólo el portero Miki, con una actuación sublime, se reivindicó en medio de tanta vulgaridad.

Luis dejó su futuro europeo en manos de los suplentes y el trámite casi acaba en drama. Los menos habituales saldaron el reto con más pena que gloria ante un FC Copenhague con buenas maneras, pero incapaz de marcar ni en las situaciones más favorables. Todo lo contrario que el Mallorca, que marcó un gol y firmó un larguero en sus dos únicos disparos a puerta de todo el partido, pero que acabó pidiendo la hora tras el gol postrero de Allbretchsen. El Mallorca de Luis continúa creciendo y ya suma cuatro partidos oficiales sin perder. Despacio y sin alardes, pero con paso firme. Ahora todo es confianza e incluso el equipo B, jugando mal, gana partidos.

El FCK salió a morder a los cachorros isleños, acaudillados por Olaizola y Lussenhoff, los más próximos a la titularidad del once que dibujó ayer Aragonés. El Mallorca despreció el balón desde el primer minuto, lo fió todo a la presión y a las carreras. Nada que ver con el buen gusto. Los daneses, en cambio, se comportaron con sorprendente soltura, bajo los rasgos de un equipo interesante. No en vano se presentaba en Son Moix imbatido lejos de su estadio. El Mallorca se encontró en situaciones alarmantes en una primera parte de color visitante. Luis situó la línea de fondo casi en el centro del campo y Miki vivió al borde del infarto en cada acción. Pero el conjunto danés no tiene dientes. A pesar de la incansable pelea del brasileño Àlvaro Santos, de la zurda de Roll o de la rapidez del surafricano Zuma, un clónico de Samuel Etoo, el FCK es tremendamente inofensivo. Sólo así se explica que cerrara la primera parte sin marcar.

Miki se adueñó del papel protagonista en las primeras escenas. El portero mallorquín firmó dos paradas de lujo de forma consecutiva a remates de Norregaard y Alvaro Santos. Zuma, ojo a este nombre, se paseó como quiso entre Lussenhoff y Vicente. El FCK llegaba con extrema facilidad ante un Mallorca desangelado. Fue precisamente Zuma quien dispuso en sus botas de la ocasión más clara. El surafricano, siempre al borde del fuera de juego, le ganó la espalda a los centrales, Miki se quedó a media salida y la vaselina lejana del surafricano, con el portero varios metros fuera del área, acabó durmiendo en la parte superior de la red. En la otra acera, Perera y Bruggink no rascaban ni una y Martín Ligüera andaba revolucionado, como perdido por el césped. El uruguayo se siente observado, como mirado por lupa en cada acción.

La a apatía ofensiva del Mallorca en el primer acto quedó reflejada en las estadísticas. Ni un disparo a puerta en los primeros 45 minutos. Lo mejor, un cabezazo de Raúl Martín que salió desviado tras un centro de Stankovic. El FCK hizo méritos para marcharse con ventaja al descanso. Pero su media docena de ocasiones claras morían en la publicidad estática en ocasiones y en la bandera del asistente, algunas bastante dudosas, en otras. Un chut a bocajarro de Roll que salió alto y un disparo de Santos le bajaron la persiana al peor primer tiempo de la era Luis, un periodo que convirtió al conjunto danés en eDream Team de la época y al Mallorca en un equipo vulgar.

La segunda parte no alteró nada. O la charla de Luis no surtió efecto o los jugadores tenían las ideas congeladas. El FCK se animó en busca del gol. Peter Nielsen lo probó desde lejos y, sin apenas tiempo para que la nervioso zaga local despertara, Alvaro Santos hizo volar de nuevo a Miki. El brasileño conectó un disparo con la diestra que el portero mallorquín despejó. Luis retiró del campo a Raúl Martín y a Ligüera a la hora de partido. El uruguayo, visto lo visto, seguirá durante un tiempo en el cuarto oscuro... si es que pertenece todavía al Mallorca cuando inscriban a Finidi.

La entrada al campo de Campano y Nagore oxigenó al Mallorca. Apenas siete minutos después de pisar el césped, entre ellos se cocinaron el primer gol. El navarro metió un centro al segundo palo que el sevillano, solo, empujó a la red con la cabeza. Con la clasificación sentenciada, el partido se abrió. El rival siguió amontonando ocasiones ante un Mallorca igual de descoordinado. Miki le paró un mano a mano a Möller y, en la otra área, Perera firmó un larguero. Con la grada desfilando en busca de una sopa caliente, Allbretchsen repitió el acierto de la ida para batir de cabeza a Miki y recoger el premio a noventa minutos de superioridad danesa. Los últimos minutos fueron de infarto con los daneses buscando el gol que le diera la prórroga y el poco público pidiendo la hora.

El Real Mallorca descansa de la Copa de la UEFA hasta la última semana de febrero. Después de haber superado con nota las dos primeras eliminatorias, ante el Apoel chipriota y frente al FC Copenhague danés, el grupo bermellón tendrá prácticamente tres meses para centrarse exclusivamente en la Liga y la Copa del Rey. El 26 de febrero se disputará el partido de ida de los dieciseisavos de final, mientras que el 3 de marzo tendrá lugar el encuentro de vuelta. El Mallorca alcanzó los cuartos de final de esta competición en la temporada 99-00 y los dieciseisavos en la 01-02.