Luis Aragonés en la ciudad deportiva Antonio Asensio com Mateu Alemany. Foto: TOMÁS MONSERRAT

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«El secreto de Luis es que nos trata a todos por igual», «Es directo con el jugador, nos habla muy claro y eso nos gusta», «Es ambicioso, prefiere arriesgarse a una derrota que defender un empate»... Estas frases acuñadas por el grueso del vestuario del Mallorca definen la personalidad de su nuevo jefe. Luis Aragonés Suárez es El Entrenador. En su persona conjugan las virtudes que desearía todo técnico. Lo que dice Luis, va a misa. Es el entrenador que más partidos ha dirigido en la Historia de la Primera División (725) y el único capaz de renunciar a la Liga de Campeones por entrenar en Segunda División.

El colectivo de jugadores le idolatra. Incluso los que no juegan hablan bien de él. Al «Mono» Burgos le dejó sin ficha en el Mallorca y, meses después, aceptó sin dudarlo su propuesta y se marchó al Atlético.

Cuando existe algún problema entre el vestuario y la directiva, siempre está del lado del grupo, como por ejemplo en el famoso Motín del Hesperia de la temporada 1987-88, cuando dirigió al Barcelona, o la pasada campaña cuando Jesús Gil criticó con dureza a la plantilla y él le respondió.

Luis tiene un trato personal e intransferible con el jugador. Siempre se dirige a ellos de usted. Jamás tutea a un futbolista, al menos cuando están con el mono de trabajo. Da igual que tenga 18 o 34 años. La plantilla acude a los entrenamientos con ganas, con ilusión, sabiendo que con Luis ningún día es igual y puede pasar cualquier cosa.

En su doctrina futbolística no existe la palabra conformismo. Es un entrenador ambicioso, que prefiere arriesgarse a una derrota que defender un empate. Amante del fútbol ofensivo -con él en el banquillo el Mallorca ha marcado más goles que nunca- también tiene buena mano con los árbitros y la prensa. Capaz de encararse con un colegiado y elogiarle posteriormente, Luis Aragonés ha protagonizado un puñado de anécdotas durante sus casi 30 años como entrenador.

En la Isla todavía se recuerda su imagen zarandeando a Samuel Etoo en el banquillo visitante de La Romareda. El incidente, que dio la vuelta al mundo, comenzó cuando el delantero camerunés le dijo algo tras ser sustituido. Un par de años después la opinión de Samuel Etoo, que le bautizó como el abuelo, ha sido pieza importante en el regreso del entrenador madrileño.

Intenso en los entrenamientos, «se juega como se entrena» subraya, sobre el tapete su apuesta es ofensiva y jamás renuncia a la victoria. En su primera etapa en el Mallorca, el técnico de Hortaleza modificó su once sobre la marcha. Luis cambió el rombo de las primeras jornadas por un doble pivote, que formaron Marcos y Engonga, tres medias puntas, Finidi o Novo, Etoo y Ariel Ibagaza, y un delantero, Albert Luque.

Luis no revolucionará al equipo de entrada. Primero querrá conocer la opinión de Llompart y de Damià Amer. Y después saber cómo se encuentra física y anímicamente la plantilla. Su objetivo es el día a día y su meta que el equipo llegue bien situado en las ocho o diez últimas jornadas, que es cuando se decide todo. «Lo de antes sirve para vender periódicos...» suelta sin inmutarse. Así es Luis Aragonés, el nuevo entrenador del Mallorca.