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La crítica apunta al centro. El Mallorca no encuentra el remedio para taponar la hemorragia defensiva, una herida que mantiene abierta desde la marcha de Héctor Cúper y en la que hurgó el pasado domingo el Athletic de Bilbao. Ismael Urzaiz desnudó las carencias de un equipo que ya ha encajado diez goles en los cinco partidos oficiales disputados esta temporada y que es el segundo equipo más goleado de la Liga por detrás del... Valladolid, que se llevó siete del Bernabéu. De esos diez goles en contra, nueve corresponden a sus tres salidas: tres en el Bernabéu; dos en El Sardinero y cuatro en San Mamés. El trabajo defensivo no es tarea reservada a la línea de fondo. Cúper solía decir que el delantero centro era el primer defensa. Esa doctrina de equipo humilde se ha perdido con el paso de los años y los jugadores. Las goleadas se han convertido en habituales en las últimas temporadas y los errores de bulto han monopolizado imágenes.

En esta ocasión, el dardo de la crítica vuelve a dar en Fernando Niño y Miquel Angel Nadal, la pareja de centrales que ha dibujado Jaime Pacheco en su pizarra. No son los únicos culpables, ni mucho menos, de la derrota en San Mamés, pero Urzaiz les dejó en evidencia en un intervalo de seis minutos y con dos jugadas clónicas. En el primer gol, el ariete navarro se adelantó al central gaditano. Cabezazo y gol. Y en el segundo, le cogió la espalda al defensa manacorí al saque de una falta. Testarazo y 2-0. Pero no han sido los únicos gazapos en este inicio de campeonato.

Entre la Supercopa de España y las tres primeras jornadas de Liga, los fallos individuales han propiciado la mayoría de los goles. En el partido de ida ante el Real Madrid, un grave error en la salida de Leo Franco allanó el tanto de Luis Figo. Tres días después, en el Bernabéu, otros dos fallos del portero argentino, en el primer y tercer gol, sellaron la derrota. En el campeonato de Liga, los errores han sido más evidentes. En Santander, Benayoun abrió la puerta del triunfo con un remate sin oposición. En el segundo gol, Javi Guerrero penetró hasta la cocina y remachó sin oposición.