El Mallorca acumula su segunda derrota consecutiva en San Sebastián.

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2 REAL SOCIEDAD: Westerveld; López Rekarte, Jauregi, Schürrer, Aranzabal; Xabi Alonso, Aranburu, Karpin, De Pedro (Gabilondo, min. 78); Nihat (Tayfun, min. 75) y Kovacevic (Khokhlov, min. 88).
1 MALLORCA: Leo Franco; Poli, Nadal, Lussenhoff, Campano; Harold Lozano, Marcos (Carlos, min. 77), Ibagaza, Riera (Miquel Soler, min. 81), Novo; y Etoo.
GOLES:
0-1, min. 47: Etoo.
1-1, min51: De Pedro.
2-1, min. 57: Aranburu.
ÀRBITRO: Carmona Méndez (Extremadura). Amonestó a Gabilondo, en la Real, y a Poli y Etoo, del Mallorca.
INCIDENCIAS: Encuentro disputado en el estadio de Anoeta ante 27.291 espectadores.

XISCO CRUZ. San Sebastián.
Manzano advirtió hace algunas semanas, cuando todo eran días de vino y rosas, que el Mallorca debía estar preparado para perder. Sabía el de Bailén que un par de encontronazos consecutivos iban a dejar malherido a su equipo, y prevenía a la hinchada. Después de caer ante el Madrid y de ceder en Anoeta, el conjunto balear ha descubierto que su hábitat no siempre iba a ser el del éxito. Pese a no ofrecer síntomas graves de decadencia, el grupo bermellón sí que parece algo desactivado, fundido, condicionado por las lesiones y maltratado por las sanciones. Sólo la reaparición de Lussenhoff y la puntería de Etoo permitieron soñar con un triunfo en San Sebastián, pero la Real le ha demostrado a la Liga que va en serio. Un par de fogonazos en apenas seis minutos fulminaron a un Mallorca con escasa presencia en ataque (2-1).

El partido no tuvo nada que echarse a la boca en los primeros veinte minutos, porque Schurrer era la sombra de Ibagaza y porque Xabi Alonso apenas tenía protagonismo en la transición de la Real.

El balón se dormía en las botas de Marcos, Lozano o Aranburu, jugadores con limitada capacidad de creación. Sólo alguna carrera de Novo por la derecha o algún que otro arranque de Karpin azuzaban la cita, invertebrada por su escasa cuota de juego ofensivo. El Mallorca se sentía cómodo de cintura para abajo, sabiendo que la velocidad de Samuel Etoo le oxigenaba. Los de Denoueix intuyeron que el encuentro se había almidonado y dieron un paso al frente; en apenas dos minutos Nihat se acercó al gol en arranques colectivos realistas y de Pedro empezó a tener protagonismo.

El grupo de Manzano bajó su producción de ataque al mismo tiempo que Novo y Riera se diluían. Sólo los caños de Etoo y la movilidad de Ibagaza anunciaban que los isleños seguían en el partido, pero el cuero ya era de los donostiarras. Xabi Alonso ganó en protagonismo, de Pedro puso su zurda al servicio de la pizarra y Schurrer tuvo la mejor opción de voltear el marcador; el central argentino no acertó en un remate de cabeza libre de marca tras un golpe franco (minuto 45). El primer acto se cerraba con la sensación de que el líder se había quedado a medias y de que el mejor Mallorca todavía estaba por llegar.

El partido se desmadejó en el inicio del segundo tiempo. Apenas dos minutos bastaron para aclarar que la Real Sociedad se iba a aplicar en ataque -Aranburu remató con un disparo blando un servicio de Kovacevic- y que el Mallorca aprovecharía el atrevimiento realista. En esas, Ibagaza activó un contragolpe por la derecha, Campano sirvió al interior y Etoo envió el balón a la red en un escorzo limpio (minuto 47). Los rojillos encontraban petróleo en la primera aparición tangible por el área de Westerveld. Sin embargo, la Real no cedió; Kovacevic avisó en una réplica de cabeza un minuto después y de Pedro equilibró en el 52. El donostiarra engarzó un balón sin dueño a la salida de un saque de esquina, empalmó de volea y el cuero, tras tropezar en una pierna, se alojó en la red.

Alimentado por el gol, el conjunto vasco se lanzó a tumba abierta a por el partido. Pese a que Poli tuvo en su testa la igualada -Westerveld lo evitó con sus manoplas-, la Real no dio tregua y se adelantó seis minutos más tarde; fue en un balón en profundidad de Nihat a Kovacevic, Leo Franco no acertó a atajarlo en su salida y Aranburu aprovechó el rechace para marcar (minuto 57). El encuentro se había vuelto loco, pero el gobierno ya era de la Real Sociedad. Los bermellones sintieron la bofetada y estuvieron sin aliento durante muchos minutos, los que necesitó Novo para lanzar un slalom que devolvió a los insulares al choque (minuto 67).

El partido se concedió entonces una tregua, porque el líder estaba exhausto y porque el Mallorca buscaba argumentos que le rehabilitaran. Manzano puso sobre la arena a Carlos en busca de profundidad. Prescindió de Marcos, un obrero, para concederle otra referencia ofensiva a Ibagaza, algo huérfano de socios en la vanguardia. Lejos de retroceder, la Real buscó un gol que fulminara la cita y Tayfun estuvo cerca tras rematar una de las últimas asistencias de de Pedro, que acabó lesionado.

El Mallorca buscó de forma desesperada a Ibagaza, porque sólo el argentino en conexión con Etoo podría arreglar el descosido. El centrocampista apareció en el momento justo para disparar a su equipo, pero el líder ya se había hecho fuerte atrás. Gaby Schurrer apenas dio concesiones y los dos laterales habían sellado desde hacía tiempo los flancos. Sin vías para llegar a Westerveld, el equipo mallorquinista se entregó a la zancada corta de Carlos, que trató de fracturar la defensa donostiarra con sus carreras al borde del área.

Con todo, la Real se agrupó bien y resistió la tímida acometida mallorquina en un tramo final de partido ciertamente inocuo. El Mallorca se ha desactivado y suma dos derrotas consecutivas.

Dijo recientemente Samuel Etoo, en una entrevista concedida al diario «El País», que no marcaba un gol de cabeza desde que era chico. Ayer, el delantero camerunés recordó que también puede golear con la testa. Fue tras un servicio desde la derecha de Alejandro Campano en el minuto 47, cuando el delantero africano se adelantó a la zaga donostiarra y alojó el balón en la red. Etoo se fue a celebrar la diana con el banquillo y se tocó la cabeza en numerosas ocasiones. El delantero rojillo ha marcado en los tres últimos partidos de Liga y es el mejor exponente en ataque.