DRAC INCA (25+20+14+33): Alberto Alzamora (13), Miki López (10), Javier Bulfoni (18), Leo Gutiérrez (14), Rocky Walls (18), -cinco inicial- Sergio Rodríguez (9), Mariano Nicolás (0), Fernando Palacín (0), Isaac Cruz (0), Txomin López (5) y Maurice Newby (5).
18 de 36 en tiros de dos puntos, 11 de 29 en triples y 23 de 31 en tiros libres. 43 rebotes (28 defensivos y 15 ofensivos). 22 faltas personales.
TARRAGONA (19+17+7+23): Esteban Martínez (18), Jesús Aranda (0), Lluís Martínez (7), José Manuel Coego (0), Derrick Bryant (0), -cinco inicial- Pau del Tió (8), Jaume Morales (15), Anthony Douglas (12) y Xavi Paricio (6).
14 de 42 en tiros de dos puntos, 7 de 19 en triples y 17 de 20 en tiros libres. 30 rebotes (18 defensivos y 12 ofensivos). 26 faltas personales.
Àrbitros: Velasco García (Murcia) y Labrac Naranjo (Andalucía). Sin eliminados.
Fernando Fernández
Drac Inca abandona el farolillo rojo de la LEB y certifica su rehabilitación. Xavi Sastre le ha dado un nuevo aire a un conjunto que cree en sus posibilidades y destroza a un Tarragona que pareció ser el inmerso en problemas clasificatorios. La derrota del Ulla Oil ante Etosa Murcia permite al Drac Inca ocupar la penúltima plaza y aspirar en León a dar un golpe a la competición.
La primera alegría que el cuadro gualdinegro da a la parroquia del Palau se vio venir desde el salto inicial. Un 9-12 a favor de los catalanes dio paso a un parcial de 12-0 que sirvió para apartar de la cabeza al Tarragona. La tercera falta de Coego hizo el resto y desde entonces, Drac Inca marcó la pauta.
El espectro del Tarragona empezó a vagar por el parquet del Palau con Newby como testigo directo. El base tuvo sus primeros minutos en España y se mostró precipitado a la hora de seleccionar unos lanzamientos de tres puntos en los que no estuvo nada acertado. Por entonces, los de Xavi Sastre ya mandaban con autoridad en el luminoso (32-21). Tarragona intentaba dar señales de vida, pero sus esporádicas apariciones en el partido eran frenadas en seco por Leo Gutiérrez y por un Rocky Walls que volvió a estar sensacional. El pívot estadounidense va camino de convertirse en uno de los mejores de la Liga y en el máximo reboteador de una LEB que tiene un nuevo icono a seguir de cerca. Tantas semanas entre los mejores no son frutos de la casualidad, y su motivación hace ser optimistas.
El tránsito hacia el descanso dejó claro que abusar del triple no puede ser bueno, y de ello tomó nota Sastre, aunque el inicio del tercer cuarto no invitaba al optimismo. Fue uno de los momentos de mayor espesor del Drac Inca, que volvió a aparecer en el encuentro con la misma velocidad en la que Miki López establecía a ritmo de triple diferencias casi insalvables (59-43) si se echaba un vistazo al ilusionante marcador del Palau.
Los últimos diez minutos del Tarragona poco aportaron a un partido que era una fiesta. Leo Gutiérrez y Rocky Walls cogieron las riendas del equipo y enterraron a Porfirio Fisac y sus entregados hombres.
Humillación
La renta a favor del cinco de Xavi Sastre iba creciendo a toda velocidad. Por una vez, el destino invertía su dirección a favor de un Drac Inca cuya imagen dista mucho de la de un grupo física y moralmente tocado. Modestos del vestuario como Sergio Rodríguez o Miki López se reivindicaron en una tarde de gloria.
La humillación adquiría forma gracias a Javier Bulfoni. El héroe de Zaragoza repetía la jugada y establecía un 80-50 que sonrojaba a Fisac y provocaba el malestar del Tarragona, que intentó frenar la hemorragia de la misma manera que se fraguó, a base de lanzamientos desde la línea de 6'25.
Con todo decidido y la primera victoria en el bolsillo, Xavi Sastre tuvo uno de esos detalles que distinguen a las personas que sienten los colores. Isaac Cruz y Mariano Nicolás disfrutaron de una oportunidad para lucir su clase ante la afición y provocar una ovación que ya era añorada. Eran muchos meses sin arrancar una sonrisa a la hinchada y había que aprovechar la coyuntura.
Al final, el 92-66 deja patente la superioridad del Drac Inca, que encadena su segunda victoria consecutiva, borra su estigma perdedor y abandona la última posición de la LEB, que pasa a ser propiedad de un Ulla Oil que, gracias a su victoria en Es Raiguer, no firma una trayectoria preocupante. Ahora aguarda León, un lugar propicio para seguir la escalada.
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