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El club está por encima de todos. Mateo Alemany ha tomado como referencia el «caso Luque» para lanzar un mensaje de contenido global. En declaraciones reproducidas ayer por Radio Nacional, el presidente desveló que si el delantero catalán se hubiera negado a ser trasnferido al Deportivo A Coruña, es probable que «tampoco hubiera jugado este año en el Mallorca».

El mandatario balear recordó que la falta de acuerdo económico entre los agentes de Luque y el Deportivo generó una situación inesperada y que exigió la intervención inmediata de la SAD balear. «Si el futbolista hubiera rechazado la oferta de Lendoiro y hubiera querido seguir con nosotros, era imprescindible ampliar su contrato. Sus agentes se negaron y ante esta tesitura no nos hubiera quedado otra alternativa que dejar fuera del equipo al jugador».

El posicionamiento del Real Mallorca tiene su lógica. Albert Luque quedaba libre al término de la temporada 2002/03 y eso le facilitaba negociar una ficha galáctica con cualquier club. Ante esta actitud claramente ventajista "al margen de las suspicacias que provocaría el grado de identificación y compromiso del futbolista con el equipo", el Mallorca no hubiera ingresado un solo euro.

En su útima comparacencia ante los medios de comunicación, el presidente Alemany admitió públicamente que la «actual pretemporada ha sido especialmente compleja para los gestores del club», en clara alusión al enorme atasco que sufrió el traspaso de Luque. La figura de Rafael Luque "padre y agente del delantero" siempre ha asumido un papel clave en una operación eterna. De salida, sus pretensiones económicas irritaron a Lendoiro; descartó la posibilidad de que su hijo jugara un año en el Mallorca como cedido y después también rechazó una ampliación de contrato. Alemany pasó a la acción. Le advirtió que podía pasarse un año en blanco y poco después se cerro su venta.