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La Unión Deportiva Gramenet, el primer rival del Mallorca en la Copa, es uno de esos equipos maltratados por la historia, castigados por el destino. Diseñado por Antonio Morales "el presidente decano del balompié catalán" para convivir con la gloria, siempre le ha faltado ese arreón definitivo que le envíe a la Segunda División.

La entidad de Santa Coloma se ha acercado a la categoría de plata con descaro en los últimos lustros, pero nunca ha encontrado premio. Liguillas malditas y ascensos imposibles. Ahora, y bajo la supervisión de Ferrán Manresa, afronta un nuevo ciclo con la intención de conseguir ese codiciado objetivo: subir.

El club ha confiado el proyecto 2002/03 a un técnico como Manresa, amplio conocedor del fútbol que se juega en el levante español. El preparador catalán ha intentado mantener la estructura que tenía la plantilla la pasada temporada y ha engordado el vestuario con hasta ocho caras nuevas.