Agencias BARCELONA
El Barcelona ganó por tres goles a cero al Legia de Varsovia aunque durante muchos minutos anduvo atascado y con el marcador de uno a cero. Riquelme, en el segundo tiempo, salió en lugar de Luis Enrique y se convirtió en el revulsivo que en ése momento necesitaba el once de Van Gaal.
En la primera parte el conjunto catalán fue el amo y señor del terreno de juego. Mandó, ordeno y fue superior a un Legia que renunció al ataque y se limitó a defender. El portero del equipo catalán, Valdés, apenas actuó pero los azulgrana, en este primer período, sólo pudo marcar un gol y desaprovechó otras acciones de aproximación que bien pudieron acabar con la pelota dentro de la portería de Stanew. El único tanto en el primer tiempo fue el que consiguió De Boer cuando en el minuto ocho logro un extraordinario tanto de libre directo, imposible de detener por parte del guardameta rival.
Cuando todo parecía indicar que el partido se convertiría en un coser y cantar la cosa se empezó a complicar o, mejor dicho, se las complicó el propio Barcelona que se mostraba incapaz de sentenciar el encuentro pese a tener oportunidades para ello. Xavi envió un balón a la madera en otra acción clara antes del descanso pero el uno a cero acompañaría los jugadores al vestuario.
En la reanudación, el dato más destacado se registró a los trece minutos, instante en el cual apareció Riquelme que no tardó mucho en dejarse notar. Quería ser el revulsivo y lo consiguió marcando un bello segundo gol que daba tranquilidad al equipo azulgrana. Cocu, ya en el descuento, marcó el tercero y sentenció la eliminatoria. Al final el once de Van Gaal logró superar unos momentos críticos en los cuales no conseguía marcar y terminó ganando con rotundidad.
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