Imagen de un entrenamiento de la selección de Corea.

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Luis Miguel Pascual Daegu
Corea del Sur y Turquía disputarán hoy sábado el partido de consolación por el tercer puesto del Mundial, conscientes de que la atención está concentrada en la final del domingo en Yokohama entre Alemania y Brasil, dos auténticas potencias futbolísticas.

Ambas selecciones han llegado mucho más lejos de lo que contaban en los pronósticos y en sus propias previsiones. En semifinales, cayeron ante dos gigantes de la historia del Mundial, con siete títulos sumados entre las dos (Brasil cuatro y Alemania tres). Corea del Sur, derrotada por Alemania (1-0), contará también en Daegu, 297 kilómetros al sureste de Seúl, con el apoyo de la fiel hinchada de los «diablos rojos», ya que están vendidas más de 60.000 entradas para un estadio que tiene una capacidad de 65.857 asientos.

No se espera que las calles del país reúnan a un multitud como la que fue animando a su selección en los distintos partidos y que superó los siete millones en la semifinal contra Alemania.

Su seleccionador, el holandés Guus Hiddink, en el que se supone será su último partido con los coreanos "su contrato vence el día 30", concede valor a la victoria con el argumento de que hay «una gran diferencia» entre ser terceros o ser cuartos. «Haremos todo lo que está a nuestro alcance para ganar», asegura Hiddink, un verdadero héroe en el país después de que su equipo, en su quinto Mundial, llegara a semifinales dejando en el camino a poderosas selecciones como Portugal, Italia y España.

Miles de aficionados siguieron ayer el entrenamiento de Corea. Muchos de ellos portaban retratos de Hiddink "es ya famoso en el país el lema «Hiddink, presidente»" y del defensa Hong Myung Bo, de 33 años, el referente del fútbol coreano. Hiddink esperará al último momento para saber si puede disponer del veterano defensa central Choi Jin-Chul y del centrocampista Kim Nam-Il, el mejor medio del equipo, ambos lesionados. En caso negativo podrían jugar Hyun Young-min y Yoon Jong-Hwan.