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El cierre del presente curso futbolístico ha resultado desastroso desde el punto de vista deportivo. Los aficionados se quedan con que este año se ha pasado de jugar la Liga de Campeones a luchar por no perder la categoría, una lucha tensa y, por momentos, dramática. Sin embargo, el peor de los males se ha podido evitar y por fortuna el equipo no ha descendido de categoría. No obstante, no todos pueden sacar notas favorables esta temporada y una parte importante del plantel del equipo balear necesita mejorar mucho con vistas a la venidera campaña.

El presidente del club, Mateo Alemany, no tardó en asegurar y lo hizo en reiteradas ocasiones, que esta plantilla era, en calidad, superior a la que la pasada temporada acabó en tercera posición. La conclusión generalizada es que algo ha fallado y no todo ha sido culpa de los dos técnicos que han llevado al Mallorca a la autodestrucción. Bernd Krauss y Sergio Kresic han sido víctimas de sus propios errores y su empeño en hacer prevalecer sus sistemas sobre lo que es la verdadera naturaleza de este equipo, ha sido fatal para ellos, terrorífico para la entidad y también muy malo para un puñado de buenos futbolistas a los que se les ha maltratado desde el punto de vista técnico.

Pero si la labor de los técnicos ha sido determinante, no lo ha sido menos también el comportamiento de la plantilla dentro del campo. Más allá de sistemas y de no creer en los entrenadores que han pasado por el vestuario, a excepción de Llompart, los jugadores, y así lo han reconocido muchos de ellos, han sido también culpables de llegar a la situación a la que se ha llegado esta temporada.

Al margen de que ninguno de los fichajes ha dado el resultado que de él se esperaba, más de un futbolista ha sufrido bajones importantes y lagunas de juego ciertamente preocupantes. En definitiva, esta temporada, en muchos sentidos y también en el deportivo, ha faltado equilibrio, convicción, orden y fe en las posibilidades del grupo. Es decir, ha faltado todo lo que en anteriores etapas, principalmente con Cúper, Vázquez y Aragonés sobraba.

Pocos jugadores han sacado nota alta en esta campaña y la mediocridad ha envuelto a la caseta.