Luque intenta avanzar ante la oposición de Capdevila durante un lance del partido de Riazor. Foto: ALFAQUI

TW
0
X.C.S. El Mallorca se ha acostumbrado a ser inferior. Habituado a perder, se maneja como nadie encajando goleadas. Lo hizo ante el Schalke, o ante el Sevilla, incluso frente a Osasuna. Ayer, salió de Riazor con una sensación que ya conoce, la de la humillación, la de ser golpeados con dureza. Un partidazo de Tristán y buen manojo de errores le condenaron a recibir una nueva bofetada, otra. Llegaba a A Coruña con un estrecho margen para el error, pero salió del recinto deportivista con un saco de goles y muy minado mentalmente para encarar la visita del Valencia (5-0).

Apenas un cuarto de hora bastó para evidenciar que Molina tendría poco trabajo. Con un Mallorca atrincherado detrás del balón y Etoo circulando sin sentido por el círculo central, el Deportivo tardó muy poco en hacerse dueño del cuero. Mauro Silva y Valerón siempre estaban cerca del cuero y la transición ofensiva gallega era fluida. Además, Fran y Víctor eran dos puñales por los flancos y el conjunto de Kresic padecía mucho defendiendo. Víctor se acercó al gol en el minuto 12 tras una carrera de Capdevila por la izquierda, pero Tristán no perdonó poco después.

El ariete andaluz abrió su monólogo en el minuto 20, cuando controló con dulzura un servicio de Víctor y cruzó con sutileza ante la salida de Leo Franco. Marcos se tragó el desmarque y el sevillano fue letal. Los baleares tenían una enorme grieta en defensa, porque ninguno de los tres centrales acertaba a frenar a Tristán. El delantero blanquiazul irrumpió siete minutos más tarde para trazar una jugada de ensueño; agarró un balón, se metió en el área, le rompió la cintura a Nadal y dibujó un remate en vaselina sobre la salida de Leo Franco. Extraordinario. Por aquel entonces, el Mallorca se deshacía como una madeja y seis minutos más tarde encajó el tercero.

La imagen rojilla empezaba a ser esperpéntica, pero sin tiempo para coger aire el Dépor volvió a golpear; Tristán (otra vez) enganchó un balón sin dueño en el área chica, lanzó un disparo mordido hacia la izquierda y Víctor empujó a la red sin oposición (minuto 39). El Mallorca finiquitaba el primer tiempo con un marcador para el sonrojo y excesivamente hiriente. Lejos de mejorar, el grupo balear ofreció tras el descanso los mismos síntomas que en el primer tiempo. El Dépor olvidó que juega ante el Manchester United el miércoles y mantuvo el ritmo. Presión en la zona ancha, velocidad en las bandas y el ataque confiado a Tristán.