Gustavo Siviero, tras caer en un lance del encuentro que disputó ayer el Mallorca en Son Moix. Foto: T.M.

TW
0

El equipo de Sergio Kresic tiró ayer por la borda el trabajo hecho estas tres últimas semanas y perdió los puntos ante la Real y también el golaverage particular. Darko Kovasevic marcó los dos goles de la Real y dejó KO a un equipo, el balear, que empezó bien pero poco a poco se fue diluyendo hasta llegar a desaparecer del césped.

Cuando dos equipos se juegan la vida el guión es prácticamente el mismo y sólo sufre mínimas variaciones, aunque en lo general los dos onces presentan un tratado ideológico similar. Medidas defensivas especiales, prudencia ofensiva y prohibido correr más riesgos de los imprescindibles. Esa es la consigna de los conjuntos que llegan al final con el agua al cuello y con el miedo metido en el cuerpo. El primer periodo careció de toda brillantez pero si alguien hizo méritos para amarrar los tres puntos en juego este fue el once de Kresic. El genial Ibagaza dispuso de dos extraordinarias acciones de gol en los minutos 22 y 29 pero en ambas oportunidades una mínima falta de precisión evitó que Westerveld tuviera que acudir hasta en dos ocasiones a buscar la pelota al fondo de las mallas.

Inevitablemente llegó el descanso y tras el intermedio los problemas empezaron a dejarse ver con fuerza. Nada más empezar, Idiakez no pudo aprovechar un regalo de Roa y la defensa y su disparo salió fuera. Era el primer aviso, en el segundo, llegó el gol de Kovasevic. Rekarte gana línea de fondo, mete una perfecta asistencia al punto de penalti y el delantero de la Real mete la cabeza entre Niño, Olaizola y Roa y clava el cero a uno.

El Mallorca falló cuando tuvo oportunidad y la Real no lo hizo cuando tuvo la opción de batir a Roa. Así de injusto, pero así de real. El once de Kresic mostraba mejores maneras, manejaba con más criterio la pelota pero faltaba culminar el trabajo, es decir, se hacía casi todo bien y sólo faltaba el gol.

Pero el equipo de Olabe con el cero a uno serenó su juego y empezó a parar el partido y a esperar una nueva opción de gol, bien en una jugada a la contra, bien en una acción a balón parado. Fue en una de esas cuando en un disparo de córner, ni la defensa ni Roa aciertan ni tan sólo a rechazar el balón y Kovasevic sólo tuvo que empujar la pelota para colocar el segundo gol en el marcador. El cero a dos era terrorífico. Significaba perder el partido y, además perder el golaverage. Además en la grada más de uno perdió la paciencia y con motivo. Al final la Real dio un buen ejemplo de cómo se debe uno mover por el lodazal del descenso. Olabe ganó la partida al Mallorca y también a Kresic.