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El sector más influyente de la gestora del Inca lleva varias semanas reflexionando sobre el futuro de Anthony Stacey y la ampliación de su contrato ha pasado a ser algo más que un simple tratado de intenciones. El club le considera un jugador ejemplar en todos los sentidos y aspira a convertirlo en uno de los principales argumentos del proyecto. Independientemente de las prestaciones que está ofreciendo en su primera temporada de estancia en el baloncesto español, Bàsquet Inca está valorando de una forma especial su grado de identificación con el club y la propia ciudad.

Anthony Stacey reúne todos los requisitos para convertirse en uno de los jugadores franquicia, aunque el principal problema para retenerlo está en las leyes del propio mercado. Resulta obvio que dentro de unos meses, la cotización que alcanzará el jugador forjado en Bowling Green será muy superior a la que fijaron sus agentes cuando no dejaba de ser un novato que había concluido su etapa universitaria. El Inca está dispuesto a realizar un esfuerzo económico para intentar renovar a un jugador que la próxima temporada debe explotar.

De hecho, a medida que ha avanzado la competición, el rendimiento de Anthony Stacey ha ido en aumento y su adaptación en la Isla no ha sido complicada. Otro de los aspectos que el Inca valora sobremanera es su versatilidad. Domina casi todos los aspectos del juego, incluso se ha llegado a insinuar que su producción ofensiva podría ser más elevada con algunas modificaciones tácticas. Pese a su juventud, Stacey ha evidenciado desde que llegó al club de Es Raiguer que no tiene problema alguno en afrontar asuntos importantes y ha firmado actuaciones memorables. Nunca se esconde y la prueba más evidente de ello está localidad en Maó.