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EFE - MELBOURNE (AUSTRALIA)
El francés Arnaud Clement, en su primera final de un Grand Slam, quiere convertirse de nuevo en la «bestia negra» del defensor del título, el estadounidense Andre Agassi, en una ocasión especial como es la final del Abierto de Australia.

En cuatro enfrentamientos el empate 2-2 es una amenaza para el doble campeón en Melburne que además tuvo que levantar una bola de partido contra el francés en uno de los mejores encuentros de Roland Garros en 1999. Pero es sin duda su victoria sobre Agassi en el US Open el año pasado, en tres mangas y sin concesiones, lo que ha dado más crédito al jugador de Aix en Provence. «Pocos pueden ganar a Agassi en tres sets en casa», dijo el británico Greg Rusedski tras caer ante el francés en octavos de final y elogiar su juego de pies y su seguridad desde el fondo.

Agassi, más descansado y con la experiencia de sus once finales en el Grand Slam, y sus dos títulos aquí (1995 y 2000) no se confía e incluso se muestra supersticioso. Antes de comenzar el torneo solicitó a la organización que reservara los mismos seis asientos situados en la zona de prensa donde su novia Steffi Graf, su preparador físico, Gil Reyes, y su entrenador Brad Gilbert presenciaron sus victorias el año pasado. La organización accedió, aún a pesar de las quejas del comité de prensa internacional, pues además del equipo de Agassi hay que sumar los cinco guardaespaldas que vigilan por la seguridad de su novia pero la fuerza del de Las Vegas se impuso.

«Clement es muy peligroso por ambos lados (derecha y revés), dijo Agassi al enjuiciar a su rival por adelantado, «puede golpear de revés tan fuerte como de derecha. Los dos son increíblemente rápidos y grandes competidores», comentó sobre los dos franceses. «No se puede subestimar su poder porque tienen mucha fuerza», añadió al hablar de su estatura (ninguno superaba los 1'75 metros). Pueden sacar a 190 y ser muy ofensivos, en eso son mejores que Chang que nunca tuvo ese arma. Son dos buenas excepciones».

Arnaud Clement se ganó el pasaporte para jugar la final tras superar a su compatriota francés, Sebastien Grosjean, verdugo del mallorquín Carlos Moyá. Clement se impuso a Grosjean por 5-7, 2-6, 7-6 (4), 7-5 y 6-2 en un partido que se prolongó durante cuatro horas y ocho minutos y en el que Grosjean tuvo dos bolas de partido.