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No hay color. La historia más reciente descubre al Menorca Bàsquet como el mejor equipo de les Illes. Dos temporadas consecutivas flirteando con la ACB han convertido al equipo de Maó en una de las referencias deportivas más relevantes de la comunidad. Drac Inca ha tenido que acostumbrarse a vivir en un segundo plano y resignarse también ante una estadística de enfrentamientos con su vecino que le es claramente adversa: cinco derrotas y un solo éxito. El clásico balear de Liga LEB, que el viernes proyectará su séptima entrega, tiene propietario y alterar el guión parece haberse convertido en una quimera.

Fiel a la tendencia que adoptó el curso anterior, Menorca y Drac Inca volverán a cruzar sus caminos con un buen puñado de victorias en sus mochilas. Quino Salvo, pese a la cantidad de problemas que acumuló durante el estío, logró que su equipo irrumpiera en la Liga con una solvencia impropia de una escuadra que apenas tuvo partidos de pretemporada. Once jornadas después, Menorca Bàsquet ofrece un aspecto saludable y su candidatura vuelve a reclamar la atención de toda la Liga. No obstante, los números le sitúan una victoria por debajo del Drac Inca, una situación que ya se repitió la temporada pasada. Pese a los elogios que había recopilado el equipo dirigido por Paco Olmos y la consistencia de su baloncesto, el resultado fue el de siempre: victoria del Menorca (73-67).

Ganar en Maó es algo prohibido para los mallorquines, incluso en el Palau afloran los problemas. De hecho, desde que ambos equipos militan en la LEB, Drac Inca sólo ha sido capaz de batir en una ocasión al Menorca. Ocurrió en la campaña 98/99 y en el epicentro de una enorme crisis de resultados. Menorca Bàsquet se plantó en el Palau (jornada número 18) con el cartel de claro favorito (quinto contra colista), pero Pep Miquel Arbúcies ganó a José Luis Oliete (69-59) y el Inca arregló algo una estadística que la temporada pasada volvió a inclinarse con claridad.