TW
0

93 DRAC INCA: Cabral (12), Merino (14), Villar (10), Aldama (11), Stuckey (13) -cinco inicial-, Edu Sachez (9), Mons (2), Stacey (8), Montañana (7), Gil (0) y Cruz (1).

60 ABECONSA FERROL: Lino López (4), Brown (9), Yáñez (7), García (6), Piwerka (16) -cinco inicial-, Mera (5), Pérez (10), Vieites (1), Cela (2).

ÀRBITROS: González Díaz (Comité asturiano) y Pagan Baró (catalán). Excluyeron por cinco faltas personales a García, López y Yáñez, que también fue sancionado con una técnica.

ALBERT ORFILA
Un americano que se la bota en el pie, Lino López y ocho amigos a los que les gusta el baloncesto. A grandes rasgos, este es el Abeconsa Ferrol que camina por la LEB más dura de la historia. Es el cuadro gallego la oveja negra de una competición en la que no tiene cabida. De hecho, el único misterio que rodea a un equipo abocado al descenso es la explicación al triunfo (el único) que rubricó hace unas pocas semanas ante el Melilla.

Ante esta tesitura, la única incógnita que envolvía la cita de anoche estaba en saber el tamaño que adquiriría la humillación a la que estaba predestinado el duelo y en el grado de concentración que mostraría el grupo de Abós. Nada alteró el guión. Drac Inca miniaturizó a su rival desde el nacimiento del partido y consumido el primer cuarto el marcador era diáfano: 24-8. Abós dejó por primera vez fuera del quinteto a Anthony Stacey y armó un equipo inicial con Miguel Angel Cabral y Luis Merino en el perímetro. La receta dio un buen resultado, aunque ante el Abeconsa Ferrol cualquier cosa hubiera salido bien. En el minuto 18 y después de que diez jugadores locales hubieran desfilado por la pista, la ventaja balear era de 27 puntos (48-21). Ferrol, tan voluntarioso como blando, había alzado los brazos. El partido estaba finiquitado y lo que restaba era una pura anécdota (52-28).