TW
0
FERNANDO FERNÀNDEZ (RUMANÍA) Podía haber sido peor. Seguro que más de uno pensaba esto al aterrizar en la madrugada del domingo en Son Sant Joan. El Real Mallorca vivió un viaje plagado de anécdotas, y en el que su travesía continental se vio frenada por el Ceahlaul Piatra. Previo paso por la base aérea de Bacau, era hora de pisar Piatra Neamt, ciudad maderera que cuenta con unas preciosas vistas de los Cárpatos, además de una miseria que asola a sus 125 mil habitantes.

ENVIADO ESPECIAL A PIATRA

Olvidado el accidentado viaje de ida, la expedición bermellona, que contó con la presencia de la cúpula regente, se alojó en un Ceahlaul Grand Hotel plagado de carencias. Los que más las notaron fueron los jugadores, descontentos con la calidad de la comida, al igual que con el escaso tiempo de que dispusieron para ejercitarse en el escenario del encuentro. Juan Ramón López sólo pudo trabajar con sus hombres por espacio de una hora, ya que unas pruebas atléticas desalojaron al conjunto rojillo del Ceahlaul Stadion, una instalación arcaica, y en la que detalles como el extraño marcador y los ruinosos vestuarios impactaron a los expedicinarios. El asedio de los jóvenes aficionados rumanos pilló de sorpresa a más de uno. Técnicos y jugadores firmaron multitud de autógrafos tanto en los exteriores del hotel como en el estadio.

Llegada la hora de la verdad, el ambiente futbolero de las calles no se dejó ver entre los poco más de tres mil seguidores que presenciaron el choque. La llegada del tercer gol provocó la euforia de la grada y del propietario de la entidad, Gheorghe Stefan, que con el consentimiento del delegado de la UEFA presencia los encuentros en el banquillo, e incluso se permite el lujo de dar órdenes. La lluvia "nada de calor" y una larga espera para embarcar destino Palma, fueron el epílogo de una aventura que pudo tener final feliz.