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EUROPA PRESS -BARCELONA Carlos Moyá rehizo la moral de la afición española maltrecha con la jornada negra que vivió ayer el tenis nacional, ya que sólo el mallorquín y Ferrero fueron capaces en vencer sus encuentros durante la tercera jornada del Open Seat Godó. La victoria de Moyá 6-2 y 7-6 (7-4 en el tie break) pudo ser un baño de no desperdiciar un 5-2 y servicio en el segundo set. Sólo los errores del mallorquín permitieron que el ruso se metiera, muy a su pesar, en el partido que se decidió en una muerte súbita donde Kafelnikov fue ganando 3/1, pero cinco puntos consecutivos de Moyá le dieron tres bolas de partido que no desaprovechó.

La primera manga fue un paseo militar para Moyá, como lo fue el inicio del segundo set. El mallorquín peca de relajación y, al igual que le sucedió ayer ante Arnaud Climent, desperdició un marcador muy favorable. Esta vez no tuvo que recurrir al tercer set y en el tie break resolvió.

Moyá se encontró muy cómodo en la pista central y dejó ir sus golpes de derecha que le caracterizan. Kafelnikov dio esa sensación de frialdad. Muy descompuesto no sabía como parar la acometida del español. Falló derechas impensables y la apatía característica hacían presagiar lo que en definitiva se esperaba, la victoria y el pase a octavos de Moyá donde se las verá con un correoso Marc Rosset que se deshizo en tres sets (4/6, 6/4 y 6/4) del marroquí Hicham Arazi. A priori un partido complicado para Moyá.