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DAVID ALVAREZ (SALÓNICA) Aito García Reneses y sus jugadores saben que las gradas no estarán pendientes de ellos y que la pasión se desatará en la segunda semifinal con el duelo entre griegos y turcos que protagonizarán el Panathinaikos y el Efes Pilsen. Esa falta de presión se combina con la consigna de no dejar de pensar únicamente en el Maccabi hasta que concluya el encuentro ante el conjunto israelí y en el título hasta que se acabe la final. Incluso Aíto García Reneses, el técnico al que tanto le han costado sus repetidos tropiezos en la conquista del máximo título continental, admite con la boca pequeña que la tensión no es ni parecida a la de otras veces. Las circunstancias, por lo tanto, parecen favorables para que el Barcelona que ha dado lecciones de baloncesto esta temporada en el Palau Blaugrana haga historia en Grecia.

Jugadores como Anthony Goldwire, Milan Gurovic, Derrick Alston o Roberto Dueñas tienen la oportunidad de darle a su club aquello por lo que la afición suspira desde hace tanto tiempo, pero para ello cada uno deberá asumir sus responsabilidades. Aíto hace jugar a sus equipos como un bloque y esa es la base de su filosofía, pero necesitará para triunfar en Grecia que el ajuste de cada pieza del engranaje sea milimétrico.

Dueñas deberá confirmar que el proceso que inició con la Final que perdió en 1997 ha concluido y que su consagración es un hecho. Gurovic tendrá que demostrar que el Barça no se equivocó cuando apostó tan fuerte por él, Alston podría subir el escalón definitivo en su trayectoria en Europa y Goldwire asumir el liderazgo en los momentos decisivos. Si todo eso se complementa con la impagable aportación del resto, fundamental en los equipos de Aito, el título podría estar más cerca que nunca, aunque por lo pronto la meta no tiene más horizonte que el Maccabi.