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JORGE MUÑOA (VITORIA)
63 PAMESA VALENCIA: Rodilla (14), Luengo (4), Markovic (5), Hopkins (19), Beard (11) "cinco inicial", Alvarez (5), Albert (3) y Maluenda (2).
73 ESTUDIANTES: Azofra (8), Aisa (7), Thompson (9), Alfonso Reyes (26), Vandiver (14) "cinco inicial", Martínez (4), Felipe Reyes (-), Jiménez (-) y Robles (5).
ARBITROS: Betancor, Martín Bertrán y Llamazares. Sin eliminados.
Nacho Rodilla, el jugador más valioso de la Copa que hace dos temporadas elevó a los altares al conjunto valenciano en Valladolid, tuvo que ceder el testigo a Alfonso Reyes, la estrella indiscutible del éxito colegial, pero no la única. Los veintiséis puntos y siete rebotes del rocoso pívot desangraron al peor Pamesa visto en la edición alavesa. El cansancio acumulado en sus piernas a lo largo de la competición le impidió plantar cara en la segunda mitad al equipo que mejor juego ha hecho en el campeonato. En parte porque Tanoka Beard le «traicionó» en un momento vital dando la razón a quienes le dejaron salir de Badalona y del Real Madrid por sus espantadas en las grandes ocasiones.

Los rimbombantes números que acumula en los encuentros menos comprometidos volvieron a la cruda realidad que le acompaña cuando los títulos están en discusión: once puntos y siete rebotes. Insuficiente para levantar a un Pamesa que dependió, en exclusiva de Rodilla y el sensacional Bernard Hopkins, a los que abandonó a su suerte con cuatro personales a los veintiséis minutos de partido, cuando la ascensión colegial ya era imparable. Alfonso Reyes, que mantuvo los minutos menos inspirados del Estudiantes en la primera parte -diecisiete puntos-, regresó del vestuario dispuesto a recordarle a su hermano pequeño, campeón del mundo junior, las jerarquías familiares. Con él en racha, el equipo de José Vicente Hernández rescató esa cualidad tan insólita que permite hacer fácil lo más difícil y bordar el baloncesto.