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Bàsquet Inca buscará en Murcia uno de esos éxitos que otorgan entidad y reconocimiento. El grupo de Olmos parece haber sanado las heridas producidas por una dinámica perdedora que le apartó del liderato y que logró quebrar hace siete días. El paso del Badajoz por el Palau tuvo un influjo terapéutico en una plantilla que quiere certificar cuanto antes su acceso a la Copa Príncipe de Asturias.

Rearmado anímicamente, el Inca aspira a hurgar en las miserias de un equipo construido para regresar con urgencia a la ACB pero que ha quedado arrinconado junto a los más mediocres de la categoría. Murcia personifica una de las grandes decepciones del curso. Cubierto un buen trayecto de la fase regular, el déficit que exhibe su hoja de servicios no es el que corresponde a un equipo diseñado para moverse entre los mejores y delata la fragilidad del proyecto que ha armado Manolo Flores. Confuso e irritado por sus números, el Murcia se cruzará con el Bàsquet Inca en un estado deplorable.

Olmos lo sabe y gran parte de su tratado de intenciones pasa por sacar partido a la fragilidad anímica de su rival. «Creo que si estamos metidos en el partidos tenemos muchas opciones, entre otras cosas porque están nerviosos y esto genera inseguridad, pero hay que hacerlo», ha advertido el preparador mallorquín en las horas previas al duelo. «Uno de nuestros principales objetivos es frenar su juego interior. Dentro de la pintura tienen muchos kilos y cuando jugamos con equipos de estas características solemos tener problemas. En defensa también son un equipo muy agresivo e intenso, por lo que debemos ser inteligentes y no precipitarnos en ataque», incidió el técnico.